SANTA LUCÍA, HISTORIA E IDENTIDAD • EL REY ALFONSO XII DE ESPAÑA CONCEDIÓ A TOMÁS VALARINO, PROPIETARIO DE UNA FÁBRICA DE CRISTAL, EN 1875 EL TÍTULO DE CONDE
Ene 08 2014

EL CRONISTA OFICIAL DE CARTAGENA JOSÉ MONERRI ESCRIBIÓ EN ESTE DIARIO QUE LA DESTRUCCIÓN DEL JARDÍN BOTÁNICO VINO POR UN EXCESO DE ENTUSIASMO DEL PUEBLO CARTAGENERO ANTE LA NOTICIA DE LA CAÍDA DEL FAVORITO GODOY

Un artesano talla vídrio en el centro y museo abierto en el barrio de Santa Lucía. :: PABLO SÁNCHEZ / AGM
Un artesano talla vídrio en el centro y museo abierto en el barrio de Santa Lucía. :: PABLO SÁNCHEZ / AGM

La leyenda nos cuenta que el apóstol Santiago desembarcó en Santa Lucía para traer a Hispania la luz del Evangelio. Un enorme mural de azulejos recoge una imagen del improbable momento a las orillas del mar.

Los historiadores nos hablan de su fundación romana como suburbio de Cartagonova, habitado por personas pertenecientes a diversos orígenes y dedicados a oficios variados, sobre todo relacionados con la mar.

En Santa Lucía, concretamente en el paseo de las Delicias, se construyó en el último tercio del siglo XVIII el Jardín Botánico y Academia de Botánica. El objetivo de este tipo de instituciones es el estudio, conservación y divulgación de la diversidad vegetal, exhibiendo colecciones de plantas que se cultivan para su conservación, investigación, divulgación y enseñanza. Se exponen plantas originarias de todo el mundo y pueden ser de varios tipos como el arboretum, colección de árboles, y del que tenemos un ejemplo en el instituto de enseñanzas medias Carthago Spartaria de La Palma, plantado por alumnos, profesores y padres.

Se dice que los jardines botánicos aparecen en el Renacimiento, sobre todo dedicados a plantas alimentarias y medicinales, pero los musulmanes en Al-Andalus ya los cultivaban en el siglo XIII. La ciudad francesa de Montpellier contará con uno en 1593 gestionado por su universidad, proliferando por toda Europa este tipo de centros vinculados al ámbito universitario por ser una fuente de conocimiento importante en medicina y farmacología. Será en el año 1787, reinado de Carlos III, cuando Cartagena cuente con el suyo, en la falda del cabezo de los Moros, que recibió ese nombre porque allí eran enterrados los musulmanes de la ciudad, ya bajo dominio cristiano. Aún podemos apreciar los restos del castillo edificado entre 1773 y 1778 para la defensa de la ciudad, por ello fue contó con 18 cañones y una dotación de 200 hombres.

El cronista oficial de cartagaena José Monerri escribió en este diario que la destrucción del jardín botánico vino por un exceso de entusiasmo del pueblo cartagenero ante la noticia de la caída del favorito Godoy. No quedó ni un árbol en pie. Carlos Ferrándiz Araujo le dedicó su libro `Real Jardín Botánico de Cartagena´, editado por la Academia Alfonso X el sabio en 1990.

Siguiendo a Juan Antonio Gómez Vizcaíno en `Pueblos de Cartagena´ sabemos que se practicaron excavaciones a mediados del siglo XVIII, con motivo de la concesión de licencias de obras para edificar, hallándose restos de época romana como columnas, capiteles, cornisas, mosaicos, lápidas, fragmentos de esculturas, monedas o conducciones de agua para las termas. Todo este material se encuentra en el Museo Arqueológico Enrique Escudero de Castro de nuestra ciudad. Los hallazgos animaron a numerosos buscadores de tesoros que se dieron en practicar desaforadas pesquisas que levantaron escombreras sin cuento. La autoridad tuvo que prohibirlas y amenazar con cuantiosas multas a los enfebrecidos arqueólogos aficionados. Hace unos años se encontró en una colina cercana un edificio religioso dedicado a Júpiter.

La diputación de Santa Lucía contaba en 1797 con 525 hombres y 472 mujeres, convirtiéndose en municipio independiente el 1 de enero de 1842 en cumplimiento de la legislación liberal de nuestro país. El Ayuntamiento de Cartagena protestó enérgicamente ante la Diputación Provincial y el Gobierno de la nación porque mermaba la importancia del municipio, quedando fuera de su término alamedas, paseos, nacimientos de aguas y otros bienes. Formaban parte de su término municipal Alumbres, El Algar, Rincón de San Ginés, El Hondón, San Félix y El Garbanzal. Se da la paradoja que tanto Alumbres como El Algar habían sido a su vez ayuntamientos segregados de Cartagena. El primero de los núcleos en 1813 y el segundo en 1821. Uno de los numerosos cambios políticos de la nación propició que la aventura municipalista fuese efímera porque el 3 de julio de 1843 se suprimió el ayuntamiento de la Isla.

Sabido es que popularmente se le ha llamado la Isla a este barrio y hasta me he encontrado a algún aficionado al flamenco que sostenía que el famoso cantaor Camarón de la Isla era originario de Santa Lucia. Se confundía de isla porque también a la ciudad gaditana de San Fernando se le conoce como la Isla pues su antiguo nombre era Isla de León.

Desarrolló una interesante actividad industrial a lo largo del XIX y XX con las fábricas de cristal y vidrio, cerámica, fundiciones de metal, astilleros, talleres de mecánica, etc. El auge de la minería y la incipiente industrialización del país supuso una gran esperanza a Santa Lucía con la implantación en su suelo de la fábrica de cristal propiedad de la familia Valarino, que abrió sus puertas en 1834 y las cerró en 1955. El fundador hizo dinero a finales del siglo XVIII con el aprovisionamiento del Arsenal y el comercio de productos agrícolas y textiles como la planta de la barrilla destinada al mercado francés o la fabricación de jabón. La reina Isabel II visitó la fábrica, así como Cartagena y la sierra minera en 1862. Su hijo Alfonso XII concedió a Tomás Valarino en 1875 el título de conde de Santa Lucía. Muchos burgueses enriquecidos con la industria y la minería consiguieron su sueño de ennoblecer con esta concesión de la monarquía, previo pago de su importe, un dinero que a los reyes les venía muy bien.

Otro negocio importante fue la fábrica de cerámica La Amistad (1842), cuyo emblema es el dibujo de dos manos que se estrechan y que aparecen en el reverso de platos, fuentes, jarras o tazones del desayuno, siendo exhibidos con orgullo por los escasos poseedores de alguna de estas piezas de vajilla. No nos podemos olvidar de otro establecimiento dedicado a la fabricación de cerámica, de vida efímera: La Cartagenera Industrial (1880-1883).

El 3 de octubre de 2011 abrió sus puertas un museo del vidrio auspiciado por el Ayuntamiento y la asociación de vidrieros del barrio, con más de 200 piezas expuestas y talleres para el aprendizaje y desarrollo de esta actividad que fue y sigue siendo seña de identidad de Santa Lucía.

Fuente: http://www.laverdad.es/ – José Sánchez Conesa

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