POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Se llamaba Margherita Lotti y sus amigas la decían Rita.
Nació en 1381 en un pueblecito italiano y, ¡oh maravilla!, el día de su bautizo ya se «observaron cosas raras».
¿Qué pasó?
Pues que una buena cantidad de ABEJAS BLANCAS sobrevolaban la cuna de la niña y posándose en su carita depositaban miel en sus labios.
¡Que cosas! ¡Abejas blancas!
A Rita, ya jovencita de 18 años, la casaron sus padres con un «mal marido» que la hizo sufrir mucho, le dio dos hijos…y lo mataron. Poco después fallecieron sus hijos y Rita, en vida de oración y santidad, ingresó en un convento. Y en un convento murió como monja profesa en 1457.
Se cuenta que Rita tenía estigmatizada su frente con una espina de Cristo, lo que le provocaba grandes dolores que soportaba con santa paciencia, al igual que la enfermedad que padecía y la llevó a la muerte.
Se cuenta también que poco antes de morir, en plena invernía, pidió a un familiar que le trajera una rosa del jardín y un higo de la higuera allí plantada. ¡Imposible en pleno invierno!
Pero el rosal floreció y la higuera le regaló su fruto.
Su cuerpo permanece incorrupto; fue beatificada en 1627 por Urbano VIII y canonizada el 24 de mayo de 1900 por León XIII.
Precisamente fue el Papa Urbano VIII el que, antes de la beatificación de Rita, se interesó por el asunto (cuasi milagro) de las «abejas blancas».
Estas abejas, señoras y señores, existen. No son sociales como para vivir en colmenas y suelen forman pequeños grupos en oquedades de muros o del suelo donde elaboran su miel para alimento de sus «hijitos e hijitas».
El abdomen de estas abejas alterna rayas negras y rayas blancas.
Los científicos las denominan con el nombre de Amegilla quadrifasciata y son beneficiosas para la naturaleza por el aquel de su acción polinizadora.
A Santa Rita de Casia (o de Cascia, que ese es su nombre) se la venera como PATRONA DE LAS CAUSAS DIFÍCILES E IMPOSIBLES y se la festeja en muchas localidades españolas.
En Asturias, por ejemplo, es tradicional la fiesta de San Rita, en Torre (Ribadesella); lugar donde acuden multitud de romeros en súplica de ayuda y de salud.
Y en Arriondas.
Y en Llanes, el municipio de las 30 playas, la Confitería Vega honra a la Santa con la confección de unas exquisitas galletas-rosquillas llamadas así, de SANTA RITA.
Y esto desde hace 128 años; que ya son más de un siglo. Y nos consta que vienen clientes-romeros de la vecina Cantabria en «peregrinación confitera» para disfrutar de estas santas rosquillas llaniscas.
No he podido conseguir la fórmula de elaboración; así que nos conformaremos con esta:
En un cuenco dispongan 3 huevos y 100 g de azúcar, batiendo muy bien. Añadan unas 3 cucharadas de aceite y unos anisinos machacados, una cucharada de anís (opcional) y sigan batiendo. Incorporen sobre 250 g de harina, un sobre de levadurina y amasen hasta conseguir una masa blanda y moldeable. Formen una bolitas con porciones de esa masa y agujeréenlas en su centro con el dedo.
Reposan las rosquillas, ya dispuestas en placa de horno durante una hora, y finalmente, pintadas con huevo, hornean a horno fuerte durante unos 10-15 minutos.
Se sacan y, frías, se barnizan con un baño blanco elaborado con azúcar, clara de huevo y un poco de zumo de limón (todo muy batido).
Secan y… ¡a comer!