SANTIAGO, DON RAMIRO Y UNA TARTA
Jul 23 2016

POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

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Todo empezó en los inicios del siglo IX cuando un ermitaño, en las cercanías del actual Padrón (Galicia), informó al obispo Teodomiro acerca de unas músicas y unas luces celestiales que, en la noche, se oían y veían en la zona.

El obispo, ¡oh maravilla!, descubre que tales signos advertían acerca de la situación del sepulcro del Apóstol Santiago (Sanctus Jacobus , Sanct Yago) y de dos de sus discípulos.

La noticia de esta invención llega al rey asturiano don Alfonso II el Casto y de su mano y ayuda surgen las primeras peregrinaciones al «Campus stellae», lugar del hallazgo sepulcral.

Fallece don Alfonso el Casto sin descendencia directa (haciendo honor a su sobrenombre) y un grupo de nobles (comtes palatii) deciden designar rey de Asturias a un sobrino suyo, don Ramiro, hijo de Bermudo I el diácono. Pero héte aquí que un cuñado de don Alfonso II, Nepociano, apoyado por otros nobles, también quiso el trono y, claro, don Ramiro I no se anduvo en bromas: peleó, ganó y encomendó a su tío a los oftalmólogos de la corte (le sacó los ojos) y a los monjes (lo encerró en un monasterio de por vida).

Rey piadoso, que decían sus biógrafos.

Pues este don Ramiro I, que reinó entre los años 842 y 850 , tuvo sus batallitas contra «el moro» en tierras riojanas. Tras sufrir una pequeña derrota, se refugió en el castillo de Clavijo y allí, en sueños, se le apareció el Apóstol Santiago para ofrecerle su ayuda en la nueva batalla.

Don Ramiro atendió esa advertencia y siguiendo con sus tropas lo que aconseja la estrategia (reconocimiento del terreno, aproximación al enemigo, toma de contacto, zafarrancho de combate y explotación del éxito), le plantó cara al enemigo y con la ayuda de Santiago montado en un caballo blanco salió victorioso del trance.

Bueno, esa es la leyenda de la «fabulada» batalla de Clavijo y del apodo «Santiago matamoros».

¡Ah! Y de la pregunta que se le hace a un niño «despistado»: «¡Nenu!, ¿de que color era el caballo blanco de Santiago?».

En Galicia (y en muchas comarcas españolas) le hacen fiesta a Santiago.

Y los gallegos tienen para este santo una dulcería especial: LA TARTA DE SANTIAGO.

La haremos así:

En un cuenco grande se baten 9 claras a punto de nieve, agregando después 450 g de azúcar hasta mezclar muy bien y con suavidad. A continuación se añaden 9 yemas de huevo bien batidas y 500 g de almendra molida. Ya bien homogenizada la mezcla se lleva a un molde circular de unos 30 cm de diámetro, engrasado y, si se desea, forrado con una fina pasta de hojaldre.

Hornea a 150º C durante unos 5 minutos y después, durante unos 25 minutos, a 1230º C.

Se saca del horno, enfría y se desmolda. En el centro se coloca una lámina de papel con la cruz de Santiago y se espolvorea toda la superficie con azúcar con azúcar glas.

Se retira el papel.

NOTA.- Hay quienes gustan de aromatizar la masa con un toque de brandy o con ralladura de limón.

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