J. J. LAFORET, CRONISTA OFICIAL DE GRAN CANARIA
Las Fiestas Mayores de Santiago de Gáldar han tenido este año un pórtico no sólo de lujo, sino de enorme referencia para el ser y sentir de la que puede enorgullecerse de haber sido la primera capital de la isla, en tiempos en que era sede de los guanartemes de la Gran Canaria.
Ante el pórtico de la Iglesia de Santiago, monumento que es, junto con la Cueva Pintada, referente de una y otra etapa histórica de esta ciudad y corte, que, como señaló ese ilustre periodista galdense que fue Jordé, «…fue levantada por el entusiasmo, la perseverancia, el fervor religioso y el sacrificio de todo un pueblo creyente….», con el soberbio empuje del capitán Ruiz de Quesada, Bélgica Martín de Guzmán proclamó y pregonó que comenzaban las fiestas en un año muy especial, el del cincuentenario de la celebración del primer Año Jacobeo, algo que ha contribuido a hacer aún más grandes estas Fiestas Mayores, como reseñó magníficamente en su brillante alocución de bienvenida el nuevo concejal de Cultura, Festejos y Patrimonio Histórico, Julio Mateo Castillo, pues como ya señaló el recordado Nicolás Díaz Saavedra, en un congreso celebrado en Santiago de Compostela en 1993, nadie debe olvidar que la «…más antigua e importante advocación del Señor Santiago en las Islas Canarias es la surgida en Gran Canaria» y «…la de Agáldar es la primera advocación jacobea instaurada fuera de la península, precursora de las innumerables establecidas luego en la extensa geografía americana…».
Por ello, y ante soberbios y esplendorosos momentos como el que se vivió con el acto del pregón, que señalan la identidad de una urbe culta, prudente, hospitalaria y consciente de su pasado y del camino que debe recorrer hacia el futuro, no dudo lo más mínimo acerca de la universalización de esta ciudad, de su comunidad humana, a través de un encuentro, de un intercambio, de un acercamiento progresivo, con otros lugares de una y otra orilla del Atlántico, del que debe surgir la solidaridad, la esperanza y el progreso en lo material y en lo espiritual, algo que el Guanarteme, al encontrarse casi inesperadamente con aquel orbe europeo, ya casi en pleno Renacimiento, que ni siquiera había podido soñar en sus peñas atlánticas, pudo también concebir y barruntar en sus pensamientos en las noches primaverales de Sevilla, de Córdoba, de Toledo ó de Calatayud. Entiendo por ello como, en el mismo verano de 1965 otro ilustre escritor galdense, Francisco Rodríguez Batllori, en un artículo publicado en Madrid bajo el título de Gáldar, Ciudad Jacobea, ya resaltara que «…el espíritu abierto de la ciudad en fiestas ofrece al visitante uno de sus más atractivos espectáculos, bajo el claro cielo desnudo del verano». Unas reflexiones a las que se unen las certeras y elegantes palabras del alcalde, Teodoro Sosa, que al entregar a la pregonera un espléndido drago tallado en madera, le agradeció que «…nos haya permitido mirar con objetividad y sabiduría todo lo bueno que tiene esta Gáldar…».
Y ¿qué decir del pregón y de su pregonera, Bélgica Martín de Guzmán? Podría construirse todo un tratado de lo que es ejemplo de un pregón certero, ajustado a su objetivo, pregonar las fiestas y el sentir de un pueblo ante ellas, pero que se convierte también en la crónica íntima de la forma en que una ciudad, un vecindario y muchos de sus visitantes, han entendido y han disfrutado estas celebraciones a través de muchas generaciones, de décadas en las que Gáldar se alza preeminente en el conjunto de las siete Islas Canarias. Un pregón, como se resaltó, «…que recorrió los principales actos y tradiciones de este mes de julio, donde pasado y presente se juntan para lanzar al futuro el mejor legado de estas fiestas…», en una ciudad «…con una rica historia que siempre tiene algo que celebrar…». Y junto a ella se hizo muy patente la presencia de su hermano, el arqueólogo e historiador Celso Martín de Guzmán, uno de los intelectuales más brillantes y señeros de Gáldar y de toda Canarias en el siglo XX, que vive en la memoria permanente de sus paisanos y el testimonio de su ingente legado; y no sólo el arqueológico o histórico, sino en el literario, como se mostró en su bellísimo poema a esta señera población, ahora musicalizado, que interpretó en el prólogo del evento la Coral Polifónica de Gáldar y la Coral de Aparejadores que dirige Edmundo Domínguez, en el marco de una escena elegantemente trazada por la iniciativa y el empeño siempre fecundo y presente del periodista Santiago García Ramos. Bélgica en su pregón, en su expresión de hondos sentires, dejó sobrada constancia de la presencia antigua y fecunda de los Martín de Guzmán en la histórica Agaldar.
Fuente: http://galdaraldia.es/