EL ALCALDE, AGUSTÍN IGLESIAS CAUNEDO, ESTUVO ACOMPAÑADO POR LA CRONISTA OFICIAL DE OVIEDO, CARMEN RUIZ-TILVE
«Santa Eulalia es una festividad importante porque gozamos de su intercesión. Su vida es nuestro ejemplo. En medio del camino del Adviento llega la festividad de la niña santa y mártir». Con estas palabras alabó a Santa Eulalia de Mérida el arzobispo Jesús Sanz Montes, durante la misa por la patrona de la diócesis de Oviedo, que se celebró en la Catedral.
Antes, el arca que contiene las reliquias de Santa Eulalia fue sacada en procesión de su capilla, que se encuentra en la parte izquierda de la Catedral, por las concejalas Inmaculada González, Silvia Junco, Trinidad Ordiz y Cristina García-Pumarino, que la llevaron hasta el altar mayor, donde permaneció hasta el final de la celebración.
Los primeros bancos de la Catedral estuvieron ocupados por los miembros de la Corporación de los distintos grupos políticos, a excepción de los de IU, y por el alcalde, Agustín Iglesias Caunedo, que estuvo acompañado por la cronista oficial de Oviedo, Carmen Ruiz-Tilve.
El acto litúrgico comenzó con la lectura del Libro del Eclesiástico. «Toda sabiduría viene del Señor, y está con él para siempre. ¿Quién puede contar la arena de los mares, las gotas de la lluvia y los días de la eternidad? ¿Quién puede medir la altura del cielo, la extensión de la Tierra, el abismo y la sabiduría?».
Después, la misa continuó con la lectura del Evangelio según San Mateo. «Entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que tomaron sus lámparas y salieron a recibir al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco prudentes; pero las necias, al tomar sus lámparas, no llevaron consigo aceite; las prudentes, en cambio, junto con las lámparas llevaron aceite en sus alcuzas».
El hilo evangélico lo cogió el Arzobispo en su homilía. «Hemos nacido para esperar, aunque no lo hagamos en el camino justo. Quien no espera nada es porque ha renunciado a vivir y a soñar, y este tiempo litúrgico nos anima a esperar. Siempre lo mejor está por llegar, y hoy celebramos a Santa Eulalia de Mérida y hacemos nuestra su espera».
Jesús Sanz recordó después los inviernos madrileños de su infancia, cuando junto a su madre y hermanos jugaba en el parque del Retiro con la llegada de las primeras nieves, «que ahora visten de novia la sierra del Aramo».
Fuente: http://www.lne.es/ – Ángel Fidalgo