POR ALBERTO GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE BADAJOZ
A partir de la próxima semana, promovidos por el Ayuntamiento y el Ejército en colaboración con diferentes asociaciones y movimientos ciudadanos, tendrán lugar en nuestra ciudad numerosos actos, como recreaciones del asalto a las murallas o inauguración oficial del monumento a Menacho, destinados a recordar la Guerra de la Independencia en Badajoz, cuyo 212 aniversario, contado a partir de su estallido a nivel local el 30 de mayo de 1808, se celebra este año.
El conflicto, que se prolongó en España durante seis años, los cuatro primeros con particular protagonismo para nuestra ciudad dada su condición de plaza fuerte crucial para el dominio de Portugal y Andalucía y las operaciones de alcance en todo el territorio peninsular, está plagado de acontecimientos y personajes de los que estos días se hablará repetidamente.
La llegada a Badajoz de la proclama del alcalde de Móstoles llamando a la resistencia contra la invasión napoleónica; la indecisión inicial de las autoridades; el linchamiento en Puerta de Palmas del Gobernador de la plaza, Toribio Gragera, conde de Torre del Fresno; la agresión al obispo Mateo Delgado Moreno; los motines y violencia callejera; el disparo de los cañones del baluarte de San Vicente por los cabecillas de la revuelta, María Cambero, la Maricona y Ciriaco, el tambor.
La sustitución de Torre Fresno por Juan Gregorio Mancio, Galluzo y Cuesta, o el eco de los tremendos desastres de Almaraz y Medellín. La creación de la Junta de Defensa de Extremadura y llegada de la Central, huida de Aranjuez, y su pronta marcha a Valencia de Alcántara; las vanas gestiones del conde de Montijo para que ejército inglés no desamparara Badajoz; la larga estancia de Wellíngton en la capital, y muchos más que se suceden con rapidez en un clima de enorme confusión.
Y los cuatro sitios sufridos por la plaza tras el conato inicial de Víctor en 1809. El de Soult, que culmina con la toma de la ciudad el 11 de Marzo de 1811 tras la muerte de Menacho; los dos de Beresford poco más tarde, antes y después de la batalla de La Albuera, y el último y definitivo de Wellington en Abril de 1812, de tan graves consecuencias para la población. Hechos todos plagados de nombres de generales, jefes militares, autoridades civiles, clérigos y personajes de toda especie; desde Carrafa, el Marqués de la Romana, Mendizábal, de Gabriel o Castaños, a Phillippon, Calatrava, Caamaño, Melo, Imazt, u Hore, cuyo eco sonará con insistencia estos días.
Mas junto a ellos, en segundo plano, desempeñando a veces papeles muy importantes, proliferaron otros muchos cuyo nombre no suele mencionarse pese a que merecen ser resaltados por su heroísmo, contribución a la defensa de la ciudad, u otras causas.
De tres de ellos, poco conocidos, o al menos nombrados, trataremos en columnas sucesivas.
Sardino, Pato y Falcato, notables los tres por distintas razones.
Fuente: https://www.hoy.es/