POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
En Málaga, para extirparle un tumor, han pedido al paciente Carlos Aguilera que tocase el saxo durante dos horas, con el fin de guiar al neurocirujano Guillermo Ibáñez por el hemisferio cerebral izquierdo donde se localiza el área motora y sensitiva del lenguaje musical y así evitar que le bajara un semitono o le infectase con un calderón. Al extraerle una muela a Jardiel Poncela soslayaron esas precauciones y le borraron sin querer una “e” del cerebro que lo condenó varios años a escribir sin esa vocal; así comienza su obra “Un marido sin vocación”: “Un otoño, muchos años atrás, cuando más olían las rosas y mayor sombra daban las acacias, un microbio muy conocido atacó, rudo y voraz, a Ramón Camomila: la furia matrimonial”. ¿No habrá manera de intervenir a Javier Fernández, mientras canta Asturias patria querida, para quitarle de la cabeza el impuesto de Sucesiones?
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