POR ÁNGEL DEL RÍO, CRONISTA OFICIAL DE GETAFE Y MADRID

Madrid tramita la revisión de su Plan General de Ordenación Urbana, que es el diseño del futuro de la ciudad para los próximos 15 ó 20 años. No encuentro en el archivo de mi memoria una circunstancia como la actual, en la que el planeamiento se revise en un periodo de recesión inmobiliaria, y en consecuencia, de parón en los desarrollos urbanísticos ya programados. La elaboración de los distintos planes de ordenación urbana siempre ha coincidido con momentos álgidos en el frenesí del sector inmobiliario, y por lo tanto se hacía preciso calificar y ordenar suelo, aprobar mecanismos para controlar el desarrollo e impedir los desaforados ánimos especulativos en algunos casos.

En esta oportunidad, la revisión del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid se puede hacer desde la serenidad de un sector, que afectado por la crisis, sufre un estado de hibernación, y por lo tanto, hay que planificar pensando en el futuro, toda vez que el presente no presiona con modificaciones urgentes.

Dicho esto, también es justo reconocer que las cosas empiezan a cambiar y se percibe que el sector inmobiliario sale de su letargo. Vuelven al horizonte de Madrid esos signos que hablan del estado en el sector de la construcción. Me refiero a las grúas, elementos verticales y horizontales que durante muchas décadas formaron parte del paisaje de esta ciudad y de otras ciudades vecinas. El número de grúas en movimiento es el gráfico de la situación de un sector, y cuando están varadas, inertes, demuestran de la misma manera el estado pesimista de la economía inmobiliaria. Vuelven a plantarse grúas en la periferia, en los nuevos barrios que se quedaron a medio construir por la caída de los préstamos, y grúas en el Madrid histórico, señal inequívoca de que se activa la rehabilitación o la reforma de edificios, que dormían por la crisis. La manzana de Canalejas, el gran proyecto de futuro para esta ciudad es un ejemplo de todo esto.

Fuente: http://www.madridiario.es/