POR ANTONIO BOTÍAS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Algunos murcianos atesoran tantos honores, han pronunciado tantos pregones y las paredes de sus hogares están cuajadas de tantos cuadros con reconocimientos que, según reza el dicho popular, solo les falta ser Reina de la Huerta. Y a unos cuantos, aunque lo nieguen y por sacar panza, les encantaría serlo.
Ese título siempre llevó aparejado cierto reconocimiento social, impulsado en gran medida por los medios. Aunque no siempre fue así. En su origen, solo un diario dedicó sus galeradas a la primera Reina. Pero, eso sí, fueron muchas, pues el nombramiento resultó una invención de aquel periódico. Era ‘Levante Agrario’.
El 8 de junio de 1929 conocieron sus lectores la convocatoria de un concurso «de Belleza Murciana». Ya ese día se establecieron las dos modalidades del certamen: «Adelantamos que serán premiadas dos bellezas: una de la Huerta y otra de la Ciudad», quienes recibirían como premio sendos mantones de Manila y participarían en una corrida goyesca programada para la Feria de Septiembre.
Unos días después, el rotativo adelantó las bases del concurso. Las interesadas debían remitir sus fotografías a la redacción y se publicarían. El concurso estaba dirigido a cualquier mujer de la ciudad y su huerta que estuviera soltera y tuviera entre 16 y 25 años de edad. De ellas, se seleccionarían a doce finalistas, cuyos retratos quedarían expuestos en el Círculo de Bellas Artes.
El plazo de presentación de candidaturas concluyó el 25 de agosto, si bien unos días antes ‘Levante Agrario’ ya publicó unos cupones para que los lectores pudieran votar. En ese tiempo aún no se empleó la denominación de Reina de la Huerta. Lo más cerca que se estuvo de la misma fue el de «Reina por la Huerta».
El jurado lo nombró César Mariano Calderón Pérez, director del rotativo, y estaba formado por el delegado de la Federación Agraria, propietaria del diario, el redactor Carlos Suárez y por dos «auxiliares escrutadores y testigos en representación del público», según el acta que después firmaría el notario Rafael de Lara.
El fallo se conoció el 7 de septiembre de 1929. Las finalistas fueron Lolita Valcárcel Ruiz, que concursaba en la modalidad de ciudad con el lema ‘Vega Murciana’, y Enriqueta Alemán Clares, quien se convertiría en la primera Reina de la Huerta.
Por abrumadora mayoría
Enriqueta, natural de Algezares y con quince años de edad, eligió como lema para participar en el certamen el nombre de Fuensanta. Y resultó ser elegida por un abrumador número de votos: más de seiscientos. A partir de ese día sería conocida como Reina de la Huerta. Y con este nombre la mencionó ‘Levante Agrario’ en su edición del 13 de septiembre. La siguiente candidata recibió 320 votos.
Los dos mantones de premio fueron expuestos en un comercio de la calle Trapería, junto a las fotografías de las ganadoras. A Lolita Valcárcel la proclamaron Reina de la Ciudad.
Al nombramiento de Reina de la Huerta, como afirmaría un castizo, bien le sacó el pringue el periódico. ¿La razón? ‘Levante Agrario’ no convocó al año siguiente un nuevo concurso. Incluso dos años más tarde seguía anunciando el fallo de su certamen. De hecho, en una edición de aquel año se pudo leer que, con motivo de la convocatoria de un homenaje lírico, había sido designada «como reina de belleza de la huerta […] la señorita Enriqueta Alemán, de Algezares».
Junto a su Corte de Honor, Enriqueta asistió al homenaje lírico, que tuvo lugar en el Teatro Romea el 8 de abril 1931 y al que acudió el poeta Vicente Medina. Desde luego que el título de la joven era más gracioso que otros concedidos el mismo año. Como el que recibió la señorita Amparito Salazar, a la que nombraron, se desconoce si contra su voluntad, Reina de la Dependencia Mercantil por los llamados «Dependientes de Comercio y Banca».
Reina de Belleza de la Huerta fue el término que hizo fortuna, según algunas publicaciones. Y compartiría cierto protagonismo con la Reina de la Belleza de la Vega, que también se elegía una. Ya por aquel tiempo, por cierto, existía la llamada Miss Murcia.
En 1931, por ejemplo, el Club Sardinero organizó una gran gala en el Romea, que incluyó la actuación de la banda del Regimiento de Sevilla -que así se llamaba, pero estaba en Murcia- y hasta colocaban una enorme sardina en el patio de butacas.
Como curiosidad, la organización señaló en el diario ‘El Tiempo’ que, «para garantizar el buen tono de este baile, la entrada de señoras y señoritas se efectuará por rigurosa invitación». Lo que traducido a lengua vulgar viene a ser: con gente sin posición, poca conversación.
Un periodista gracioso
En 1934, mientras seguía ejerciendo Enriqueta su eterno reinado, adquirió gran protagonismo la proclamación de Miss Murcia. De nuevo, fue convocada una gran gala en el Romea, a la que asistió incluso el ministro de Marina y diputado por Murcia, Juan José Rocha. El llamado «mantenedor» del acto fue Felipe Sassone, escritor y periodista peruano afincado en España.
Durante su intervención, a modo de pregoncillo improvisado, Sassone llegó a referirse a la Miss como «Murcia 1933». En su opinión, no podía llamarse Miss «a una mujer tan guapa y tan negra». Referencia nórdica al margen, y en lo tocante al color de piel, tampoco es que él hubiera nacido en Laponia.
Para redondear su intervención, el periodista reconoció lo difícil que le resultaba como jurado decidirse por alguna de las candidatas. «Aunque ante este dilema podría decir una barbaridad», apostilló. Y, claro, la dijo: «Elegiría a una, me casaría con otra y a ambas engañaría con las demás». Aquella noche resultó nombrada Miss Murcia 1934, curiosamente, la que ya era Miss Cartagena 1934, la joven Josefina Ferrer.
Anécdotas aparte, existían desde muchos años antes similares concursos de belleza, aunque el título entregado no fue, al menos que se haya demostrado hasta ahora, el de Reina de la Huerta hasta 1929. Así, en 1912 fue elegida la señorita Isabel Sáez Javalou como Reina de la Fiesta de los Juegos Florales, junto a una nutrida Corte de Honor.
La primera Reina de la Huerta falleció en octubre de 2012, cuando contaba 99 años de edad. Y toda su larga vida llevó a gala la satisfacción de haber disfrutado de un honor que cada año anhelan miles de murcianas.
Fuente: https://www.laverdad.es/