POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
El pasado día 6 del presente mes de julio del año 2018, se han cumplido 50 años de la ordenación como presbítero, de Damián Abellán Cascales.
Aquel lejano día seis de julio del año 1968, el Obispo de Sila (Vietnam del Norte), Monseñor Troung Cao Dai, ordenó en nuestro pueblo a Damián Abellán Cascales y José Carrillo Herrera (q,e,p,d).
Hoy, 50 años después, nuestra iglesia de San Bartolomé ha acogido en su recinto eclesial una ingente cantidad de familiares, amigos y conocidos de Damián Abellán; así como una veintena de sacerdotes de la Diócesis de Cartagena-Murcia, íntimamente ligados al homenajeado y a la parroquia de San Bartolomé.
La iglesia, engalanada de forma sencilla pero con gran esmero, ha albergado en su seno a unos feligreses venidos de lugares variopintos, ávidos de compartir con Damián Abellán, tan memorable acontecimiento.
Teniendo un recuerdo a quien fue su compañero de ordenación, el 18 de julio de 1968, Pepe Carrillo Herrera, fallecido hace unos pocos años, Damián Abellán-actual Canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Murcia-se erigió en el personaje central de dicha conmemoración.
El Altar Mayor, sencillo pero esplendoroso, se vio ocupado por una veintena de sacerdotes que concelebraron con Damián una misa especial, en conmemoración del cincuentenario, en tan señalado día.
Damián, en su homilía, evocó las vicisitudes de su periplo sacerdotal; haciendo especial mención a la cantidad de vocaciones sacerdotales en la década 1965-1975, con la Ordenación como sacerdotes de Aurelio Carrillo Hita, Pepe Carrillo Herrera, Pepe Carrillo Espinosa, Juan Jesús Cascales Albarracín, Carlos Vicente Molina López y la suya.
Durante su alocución hizo una breve semblanza de todos ellos y ahondó en las causas de la actual sequía de vocaciones sacerdotales.
Durante su alocución tuvo un recuerdo de cuantos vecinos estuvieron presentes el día de su Ordenación Sacerdotal y, hoy, ya no se encuentran entre nosotros.
Acabada la ceremonia religiosa, Damián como en él es habitual, departió con todos los amigos, sacerdotes y conocidos; fotografiándose con la mayoría de ellos.
Posteriormente nos trasladamos al Centro de Estancia de Personas Mayores, en donde sus familiares habían preparado un sencillo ágape; del que disfrutamos en un ambiente de gran hermandad, acorde con la efeméride que se celebraba.
Durante un par de horas, los asistentes departimos en armonía hasta que entrada la noche, nos despedimos del homenajeado y su séquito clerical.