POR ANGEL DEL RIO, CRONISTA OFICIAL DE MADRID Y GETAFE
Si los grandes partidos ya andan enredados en cuestiones preparatorias de las elecciones locales y autonómicas del próximo año, los independientes, sobre todo aquellos que gobiernan, también comienzan a barajar sus estrategias, candidatos, posibles alianzas y sistemas de autodefensa. 2015 puede ser el año municipal de los independientes, en la certeza de que las dudas razonables creadas por los principales partidos, van a generar expectativas de voto que les pueden favorecer.
Piensan que los desilusionados por programas que no se han cumplido y por promesas que se han mancillado, tienen dos opciones: abstenerse o votarles. Los independientes se trabajarán fundamentalmente el voto de los decepcionados.
Estos partidos, sin siglas de alta alcurnia política, carecen de grandes infraestructuras, de recursos suficientes para encarar una campaña, de presupuestos necesarios para competir en igualdad de condiciones y de la frecuente necesidad de ponerse a los pies de los caballos de otros para poder gobernar.
A su favor tienen el poder ser el refugio de los defraudados, desengañados y ateos de la política de altos vuelos, y el frescor de nuevas ideas para una gestión menos encorsetada por las exigencias de partido.
En la Comunidad de Madrid hay en estos momentos 16 ayuntamientos gobernados por partidos independientes, algunos de importancia demográfica, como Guadarrama, Griñón, Navacerrada o Torrelodones, y aunque apenas llegan al 10 por ciento de todos los municipios de la región, tienen la esperanza de que se produzca un subidón electoral el próximo año.