POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN)
Tras la entrega de la reliquia de San Juan de la Cruz por parte del Padre Pascual, Superior Carmelita de Caravaca de la Cruz, al Santuario de Nuestra Señora de la Fuensanta, continuaron los actos de penitencia de las distintas Cofradías.
En la mañana del Jueves Santo, la iglesia de San Andrés se vio llena de tronos e imágenes; fruto del inmenso trabajo de los cofrades; iluminando y adornando floralmente los diferentes pasos.
José Medrano, villanovense, locutor de la Cadena SER de Madrid, conectó desde la Iglesia de San Andrés de nuestra localidad, y quiso conocer en preguntas a este cronista, si había alguna relación existente en estas fechas entre la capital y nuestra localidad. Tres fueron los argumentos que ofreció de esta vinculación: Siendo Madrid el corazón abierto de España que siempre acogió a centenares de emigrantes de la localidad, es precisamente en este período cuando se recupera la llamada de la imaginería de la Semana Santa y de sus raíces. A tal fin, algunos villanovenses regresan a su ciudad natal con la promesa de portar sobre sus hombros al Nazareno; viajando durante toda la noche para ocupar su puesto bajo el trono antes de la salida, al alba, de la procesión del Viernes Santo. El segundo lazo es la figura del imaginero Víctor González Ruiz, encargado de realizar en 1982 la imagen del Cirineo, que ayudó a El Nazareno a llevar la cruz. Asimismo, reseñó el modo en que Pedro Guijarro logró que este laureado escultor, con numerosas exposiciones e imágenes repartidas por toda España, le entregase cuantiosos documentos relativos a su amistad con Miguel Hernández (publicación del poema “Pastora de mis besos” en la revista “Rumbos”, en 1935); la asistencia a dos tertulias literarias junto a Ramón Gómez de la Serna, Solana, Aleixandre, Alonso, Cernuda o Neruda; o la estancia, tras la Guerra Civil, de Miguel Hernández en su domicilio madrileño, donde compuso algunas “Nanas”; o el consejo dado al célebre poeta para que no regresara a Orihuela; por último, la relación de la Cofradía de El Prendimiento, más conocida como “Los Romanos”, con la reconocida sastrería “Cornejo” de Madrid. Hasta allí se trasladaban el Miércoles Santo, en un Land Rover, para alquilar las corazas que vestirían “los romanos” en las procesiones; devolviéndolas a su lugar de origen en la misma mañana del Sábado Santo.
Ya por la tarde, se realizó la tradicional “llamá”, ante la puerta cerrada del templo. El centurión golpea la puerta y pide que permitan apresar a Jesús. Se abren las puertas del templo y aparece el paso de Jesús ante Pilatos, portado por unos esforzados costaleros. Las palabras del capataz recordando a los cofrades fallecidos (la coraza que lleva el centurión del paso corresponde a la que vestía uno de los romanos que partió al viaje eterno), las peticiones por los enfermos y “la levantá” realizada son aplaudidas por los asistentes, que abarrotan el recinto.
El recorrido oficial sufrió una variación, desviándose durante unos metros para agradecer y animar a Pepe Jiménez, primer capataz encargado de sacar la imagen “a costal”.
Posteriormente el trono de la Virgen de la Encarnación es portado por anderas, orgullosas de que el peso de la imagen recaiga sobre sus hombros. Acompañan la imagen hebreas, multitud de túnicas, niños junto a los estandartes, mujeres que llevan sobre sus brazos a pequeños vestidos con la túnica de la Cofradía y críos cumpliendo su sueño de vestirse de “romanos”. La Agrupación Musical de “Nuestro Padre Jesús entrando en Jerusalén”, escoltó a las imágenes durante todo el recorrido.
Amanece el Viernes Santo en la Puerta Umbría. Tras el Sermón de la Madrugá, el Nazareno hace su mágica aparición por el pórtico posterior del templo. Un silencio se apodera de todo el recinto, ocupado por numerosos fieles deseosos de contemplar este momento único y de ver el nuevo trono. La Agrupación Musical del Nazareno le reza a su imagen por medio de su marcha “Mi Cristo Nazareno: El Legado”. ¡Aplausos sin cesar, respeto, silencio y emociones a flor de piel!
El día se ha despertado en su recorrido por la calle Vera-Cruz. Los costaleros descansan para iniciar la recta que les llevará al encuentro en la Plaza Mayor.
En un mismo trono y por vez primera, San Juan y La Verónica salen al encuentro de El Nazareno; seguidos por la Virgen de los Dolores. Por tres veces, se realiza el bloqueo del paso a la imagen; para lo cual “los romanos” cruzan sus lanzas hasta que, al fin, llega la inmemorial ceremonia del Ángel que, con su espada, ordena a “los romanos” bajen las lanzas. Entonces, se produce el encuentro con La Verónica (limpiándole el rostro a Jesús) y con la Virgen de los Dolores, bajo palio. Antonio Fernández acompaña el momento con una saeta salida del corazón. Tras un último esfuerzo, se culmina la difícil subida y la procesión llega hasta la Plaza de Santa Ana donde, frente al Convento de las Dominicas, finaliza.
En la tarde del Viernes procesiona el paso de El Cristo de la Expiración y Nuestra Señora de la Amargura. Los costaleros realizan un esfuerzo sobrehumano para, de rodillas, sacar la imagen sin que roce la cruz de la puerta del templo. Se entremezclan los túnicas rojas y blancas; jóvenes y mayores portan mantilla negra; se intensifican las emociones mientras la música corre a cargo de la Banda de la Cofradía de “El Nazareno” y de la Agrupación Musical Villanovense; se suceden las saetas en diferentes balcones, cantadas por Antonio Fernández; la oscuridad llena la Plaza Mayor; y las luces de los velones iluminan la imagen de la Virgen de la Amargura. Un último esfuerzo y se llega hasta la Parroquia de San Andrés, donde ya espera su salida la Virgen de los Dolores.
El silencio se palpa en la Plaza de Santa Ana, junto a la tierna mirada de las Madres Dominicas ante el Cristo Yacente y la devoción de los cincuenta anderos que han de portar el trono. La luz que reflejan los cristales y los faroles que rodean la Sagrada Urna atraen como un imán la mirada de los fieles. La muerte de Cristo inunda
de tristeza los corazones, mientras transita por la estrecha calle de Santa Ana, precedido por la música de Cámara de tres componentes de la Agrupación Musical Villanovense.
Mientras tanto, en la Iglesia de San Andrés se prepara el trono de la Virgen de los Dolores quien, bajo palio, recibe el calor y el ánimo de sus fieles; envueltos con la luz y el esplendor de los velones. Los costaleros superan la gran dificultad de arrastrados sobre el suelo portar las andas para la salida del templo; procurando que la altura del palio no roce la portada de la iglesia. Los asistentes a la salida irrumpen con una explosión de aplausos. Suena el Himno de Andalucía y, tras él, la tenue música de la Agrupación Musical Nuestra Señora de los Dolores mitiga el dolor que se pone de manifiesto en tan crucial momento.
Tras un respetuoso silencio se produce una leve parada ante la Casa de los Arcos, mientras una espesa lluvia de pétalos inunda el trono durante varios minutos. Las flores ofrecen su último aliento antes de que la procesión se encierre en la Parroquia de San Andrés.
En el Domingo de Resurrección el sol refleja la alegría de un pueblo que ve a un Jesús triunfante, tras la oscuridad de la muerte. Ya resucitado, su imagen, portada por un grupo de jóvenes fieles a la tradición, transmite el gozo de la vida.
Posteriormente, desde Santa Ana y por sus fieles anderas, la Virgen del Rosario, con una mirada plena de luz y de gozo, hace su aparición en la portada de la iglesia. Cabe resaltar, como novedad, que la imagen fue restaurada, durante la pandemia, por Miguel Ángel Calero. El Niño Jesús desciende del regazo de su madre para manifestarse como “Salvador Mundi”; ocupando la parte delantera y entronizado sobre un orbe con querubines.
La Semana Santa 2022 finalizó con verdadero esplendor. Todas las imágenes, a excepción de la de Jesús Rescatado, procesionaron de domingo a domingo; con gran satisfacción de las Cofradías por el intenso trabajo realizado por los anderos, costaleros y músicos, quienes volvieron a encontrar su razón de ser durante este singular período.
El Excmo. Ayuntamiento, en uno de sus últimos Plenos, aprobó la concesión de la Medalla de Oro de la Ciudad a tres Cofradías de Semana Santa, que contaremos en otros artículos.
FUENTE: MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ