SE PUBLICA UN LIBRO PÓSTUMO DE MANUEL VAZ-ROMERO DEDICADO A LA CIUDAD • FALLECIDO EN JULIO, ESTABA TRABAJANDO EN LA OBRA ‘CÁCERES. HISTORIA, ARTE Y LEYENDA’ QUE ILUSTRA MANUEL MALILLOS
Dic 13 2016

JOSÉ ANTONIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE TRUJILLO, COLABORÓ EN EL LIBRO CON VARIAS FOTOGRAFÍAS DE LA CIUDAD • FRANCISCO CILLÁN, CRONISTA OFICIAL DE PUERTO DE SANTA CRUZ Y DE SANTA CRUZ DE LA SIERRA, HA HECHO LA SEMBLANZA DEL AUTOR

MANUEL VAZ ROMERO NIETO.

«Vamos a hablar de Cáceres. Rica en casonas poderosas, altivos palacios y mansiones singulares, donde alcurnias y rancios abolengos surgían por doquier. Ciudad plagada de ilustres prosapias y lauros altivos, conquistados bajo el poder y el trono de los reyes, y donde próceres cacereños alcanzaron fama y riqueza, tanto durante las incesantes guerras de la Reconquista de Hispania, como después, allende el mar, ganando para el Imperio español la inmensidad de un Nuevo Mundo».

Así empieza el libro póstumo de Manuel Vaz-Romero Nieto, titulado ‘Cáceres. Historia, arte y leyenda». El pasado jueves fue presentado en el Palacio de La Isla por el profesor y filósofo Juan Verde Asorey, amigo del escritor que murió en julio a los 83 años. Por Sergio Lorenzo.

José Antonio Ramos, Cronista Oficial de Trujillo, colaboró en el libro con varias fotografías de la ciudad. El acto fue un homenaje al autor in memoriam

Francisco Cillán, Cronista Oficial de Puerto de Santa Cruz y de Santa Cruz de la Sierra, ha hecho la semblanza del autor fallecido. Por Sergio Lorenzo

Semblanza de Manuel Vaz-Romero Nieto, in memoriam

Hablar de Vaz-Romero es hablar de una persona que con tesón y constancia se hizo asimismo. Vivió en una época en la que estudiar era difícil y más en una provincia como Cáceres, donde los estudios te limitaban a hacer Magisterio como única salida. Pero una vez que ejerció como maestro en Monesterio le posibilitó ampliar sus conocimientos en la universidad de Sevilla. Sin miedo a la distancia, las carreteras, la situación económica Manolo se matricula en Filosofía y Letras y con gran sacrificio y esfuerzo, porque todos sus estudios los hace por libre, termina la licenciatura en Geografía e Historia, por la que siente afición y pasión.

Con su plaza en el Colegio Diocesano de Cáceres ve la posibilidad de hacer el doctorado en la Universidad de Extremadura, donde presenta su tesis Cáceres bajo el franquismo (1939-1959), en la que obtiene Sobresaliente cum laude. Ya había hecho sus primeros pinitos como escritor, con algunos textos y poemas poco publicitados, pero es a partir de entonces cuando sus deseos de escribir surge con más fuerza. Manolo no escatima esfuerzo y tiempo en transmitir esas ideas que pugnan continuamente por salir de su mente creadora. Es además un hombre de gran vocación docente y no abandona en absoluto su profesión que ejerce con suma entrega día a día, transmitiendo a sus alumnos sus múltiples conocimientos y dándoles pautas de conducta ejemplarizadoras con la palabra y los hechos.

Una vez que Vaz-Romero se jubila esa vocación de escritor se desborda y casi podríamos decir que vive solo para ella, sin olvidar a su familia por la que siente gran amor. Como persona madrugadora que era, desde muy temprano está en su mesa de trabajo preparando un artículo o hilvanando el libro de turno. Son centenares los escritos publicados en los dos diarios locales -Extremadrua y Hoy- y en ocasiones en el ABC, o en revistas diversas como: Alcántara, Extremadura, Ars et Sapientia, Comunidad Escolar, Escuela Española, Magisterio Español, Debate, Cárabo, Kazris, Revista del ICE, etc.

Participa en el Diccionario Enciclopédico de Arte Contemporáneo y en la Gran Enciclopedia de Extremadura (1989), en los Coloquios Históricos de Extremadura, en Congresos, imparte charlas a los profesores, o da conferencias diversas. Siempre con ese estilo peculiar, que algunos han calificado de barroco, que está lleno de metáforas y otras figuras literarias, sin que por ello deje de ser ameno e inteligible. Gran parte de esos artículos, que sin duda echarán de menos sus numerosos lectores, fueron de arte, historia o educación o estaban destinados a enjuiciar la actualidad o a darnos una visión exacta de lo que fue Cáceres en el pasado, principalmente en esa época de penurias, abstinencias y ayunos involuntarios de los primeros años del franquismo.

Sin embargo, es en sus libros donde más fielmente ha fotografiado a los personajes locales de mayor actualidad. Políticos, profesores, eclesiásticos, pintores, artista en general, hombres de la calle han sido biografiados cariñosamente por su pluma, sin reparar esfuerzos para buscar aquello que les caracterizaba y daba realce a la persona, para que la biografía fuera lo más exacta posible. Y de esa forma se convirtió en el verdadero cronista de la ciudad. Testimonio de ello son los múltiples libros que nos ha legado, que con esa generosidad que le caracterizaba regalaba a cuantos conocía. Nunca cobró un solo céntimo por su trabajo, era pura vocación de investigador la que le movía a hacerlo.

Pronto se inclinó por la crítica de arte. Pintores y escultores de la ciudad o identificados con ella fueron examinados minuciosamente a través de sus obras. Emilio González Núñez en Evocación, alegoría y dramatismo de una experiencia vital (1996). Algunos trabajos no necesitan aclaración: Martínez Terrón, un pintor popular (1999). La versatilidad artística de Martínez Moreno (2000). Artistas cacereños contemporáneos (2002). Trató con esmero la obra de un personaje universal nacido en Extremadura en Juan de Ávalos. La epopeya de una escultura. (2007). Artista que dominó con especial maestría la madera, piedra, barro, mármol o el bronce, y que esculpió a papas, reyes, jefes de Estado, intelectuales, vírgenes, santos, religiosos etc. Creador de una nutrida imaginería de belleza impoluta, actualmente esparcida en plazas y museos por los cinco continentes.

En el 2010, escribió otro de sus trabajos sobre la pintura de: Juan José Narbón, publicado en la colección “Personajes ilustres extremeños” del diario Hoy.

Pero sin abandonar la crítica de arte, sintió también el deseo de biografiar a las personas que se habían distinguido en alguna faceta de la vida social cacereña, lo que le llevó a realizar sus tres obras más voluminosas:

La ciudad de Cáceres y sus alcaldes durante el siglo XX (publicada en el 2003). Donde examina las 45 corporaciones municipales que rigieron Cáceres en dicha centuria, a la vez que realiza una documentada crónica de la ciudad.

Un año después, en el (2004) sale su otra extensa obra: La Diputación Provincial de Cáceres y sus Presidentes 1898-2003. Publicado por la misma Diputación Provincial.

Comienza con la Constitución de 1812, donde se contempla la existencia de este organismo, para promover la prosperidad de las provincias, hasta que, tras largas vicisitudes y avatares políticos, se llega a la Ley Provincial de 1882, donde las Diputaciones consiguen una jerarquía superior a los Ayuntamientos, con capacidad para revisar sus acuerdos. La fundación de la Institución cacereña data de 1835.

La obra está dividida en dos partes. La primera a su vez consta de tres capítulos. El primero recoge los presidentes y los sucesos importantes acaecidos en la ciudad y pueblos desde el reinado de María Cristina hasta Alfonso XIII, ambos inclusive. El segundo está dedicado a la dictadura del General Don Miguel Primo de Rivera, y el tercero al periodo republicano (1931 a 1936). La segunda parte se divide en dos capítulos. En el primero están los presidentes del franquismo y en el segundo los de la democracia hasta el 2003.

El tercer libro al que nos referíamos se publica en el (2006) con el título: Hijos Predilectos y Adoptivos de Cáceres.

Algunos de ellos fueron nuestros modelos de referencia y objetos de imitación en los años de juventud, pero ya estaban casi olvidados y Manolo los entró en las páginas de esta obra para que siempre tuviéramos presente sus valores y dotes personales.

Otros prócers cacereños quedaron igualmente biografiados por la pluma de Vaz-Romero: (2005): Gonzalo López-Montenegro. Un prócer cacereño. Cuyos familiares (de Gonzalo López-Montenegro) subvencionaron la obra. (2008): Pedro Rodríguez de Ledesma. Un cirujano ejemplar. (2009): Manuel Llopis Ivorra. La huella luminosa de un obispo. Instituto Teológico “San Pedro de Alcántara”, Diócesis de Coria-Cáceres. (2011). Manuel Veiga López. Un afán de transformación social. Institución Cultural “El Brocense”.

Escribía yo, cuando hice la reseña de este libro que se publicó en Ars et Sapientia:

“Son pocas las personalidades de la ciudad, pertenecientes a estos últimos tiempos, que no hayan sido retratadas por la pluma de nuestro buen amigo Manolo. Estoy convencido que no escatima esfuerzo para conseguir el rigor necesario en su obra, para buscar la verdad de la realidad acontecida y dar a conocer lo mejor y más fiel del personaje en cuestión. Archivos privados y públicos, hemerotecas, entrevistas a personas que tuvieron alguna relación con el biografiado, e incluso conversaciones con el mismo personaje son las fuentes en las que bebe el autor para escribir sus biografías”. Esta era la realidad que daba fidelidad a sus escritos.

Como homenaje al pueblo en que vivió durante gran parte de su infancia y juventud, pues habría que recordar que nació en Hervás, escribió el estudio local de Perales del Puerto. Personajes y Recuerdos (2003).

Incluso recogió minuciosamente la trayectoria desde su creación hasta nuestros días de su parroquia en Cáceres o del colegio donde ejerció la docencia, que por cierto este año han editado la segunda edición, mejorada, que he tenido la ocasión de ver.

Así más de treinta libros publicados, que no vamos a citar para no hacer más larga de lo necesario esta semblanza.

Es obvio que el amigo Manolo se identificó plenamente con Cáceres y sintió un gran “Amor por la ciudad” demostrado a lo largo de sus muchos años de escritor, pero ese amor se manifestó de forma muy particular al hablar de la parte antigua, donde supo describir con detalle cada uno de los esplendidos monumentos que encierra, en la obra en prosa: Cáceres, fantasía de piedra y luz (1999). Estudio que versificó y amplió en el último libro que me entregó en mayo de este año, La piedra y la Lira. Palacios de Cáceres, Escrito en versos libres, los que tanto le gustaba usar, con los que describe los palacios y casas señoriales de Cáceres.

El verso y la prosa utiliza indistintamente, según la inspiración, en el libro que hoy se presenta: Cáceres: Historia, arte y leyenda. Ilustrado ampliamente por la mano de Manuel Malillo y las fotografías de José Antonio Ramos, quien me pide que le disculpéis su ausencia.

Y en 307 composiciones poéticas transformó el texto bíblico titulado: Metáfora y verso. El Evangelio de Jesús. Una obra muy temprana de su inspiración que por fin vio la luz recientemente con una magnífica presentación, que se asemeja a un incunable, gracias a la generosidad de sus hijos, como así me lo hizo saber, lo que supuso para él una doble alegría.

Esta es la biografía muy sucintamente contada, pues he dejado otros muchos trabajos por citar y me consta que eran varios los proyectos que mantenía en su mente, aún joven, como me confirmó en la última reunión que tuvimos a finales de mayo, que desde hace muchos años manteníamos con la periodicidad no mayor de quince días, a veces junto con otros compañeros, interesados en estos temas. Juan Verde, aquí presente, podía dar testimonio de ello. Pero sin duda este resumen biográfico es la semblanza de un hombre de profunda fe religiosa y constancia en el trabajo, excelente y generosa persona, de gran vocación docente que dedicó su vida a ilustrar a los demás de palabra o por escrito. Muchas gracias por la atención prestada.

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