SE SALVÓ EL LAGO
Oct 28 2013

POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA

El lago de Sanabria  (Zamora).
El lago de Sanabria (Zamora).

La década del cincuenta del pasado siglo, se puede decir que constituyó uno de los momentos de máxima actividad en cuanto a la construcción hidroeléctrica se refiere. Villalcampo y el Castro se levantaron en el cauce del Duero. Y tampoco el Tera en su tramo del curso alto se libró y allí se construyeron Vega de Tera y Vega de Conde.

En aquella feroz hambruna de energía desatada en la geografía de nuestra provincia no era raro que los expertos se fijaran en el Lago de Sanabria y así, sin esperarlo, alguien quiso cargarse el Espejo de Soledades. El día 6 se mayo de 1958, El Correo de Zamora publicaba en la página dos, que subtitulaba «Horas de la Ciudad», la noticia que cayó como una bomba en el sector vivo de la sociedad zamorana. La cabecera de la noticia comenzaba: «Texto íntegro de la autorización para el aprovechamiento Hidroeléctrico del Lago de Sanabria por Hidroeléctricas Leonesas».

La conmoción que la noticia desató en ciertos sectores de la capital es fácil entenderla, siendo una minoría de ese sector la que inmediatamente lanzó a la prensa nacional su llamada de atención ante lo que consideraba un atentado lamentable e injustificado: la concesión del aprovechamiento hidroeléctrico del Lago de Sanabria. Como consecuencia, se despertó toda la geografía, la literatura, las leyendas y ese inmenso historial sobre el paisaje llegando hasta el entonces Ministerio de Educación Nacional y con la intervención de la dirección general correspondiente se llegó a la Declaración de que lo salvaría definitivamente de cualquier proyecto o atentado semejante.

La capital fue adquiriendo conciencia de los valores que el Lago ofrecía de cara a la estación veraniega, subiendo de manera muy sensible la atracción hacia el Lago y sus alrededores, mientras seguían en el alto Tera las obras de construcción de las dos presas de Vega de Tera y Vega de Conde, que como toda gran obra guarda siempre muchas páginas en negro o simplemente ilegibles, y en estas corresponden al día 9 de enero de 1959 cuando rompiéndose la presa de Vega de Tera, todo su caudal cayó como una tromba por el cañón arrasando casi en su totalidad al pueblo de Ribadelago y llevándose entre los escombros la vida de ciento treinta y cinco de sus habitantes que descansan bajo las aguas. Habían transcurrido siete meses desde aquella declaración de aprovechamiento del Lago que fue anulada y como casi siempre la desgracia o la tragedia espera cualquier descuido para hacerse ver. Quede en estas breves notas junto a la belleza y atractivos del Lago y su entorno el recuerdo emotivo y a la vez cariñoso a todos los que perdieron la vida en aquella trágica noche.

Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/

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