POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Hoy, primer domingo de octubre, tarde de azul horizonte, en Montijo tenía que ser un día de procesión de gloria, de volteo de campanas, de la hermosura de un rito exacto para la liturgia de un regreso, un traslado y un adiós en su ermita, desde donde derrota distancias y cansancios. Todo hubiera sido hoy un instante atravesado por el paso de su hermosa belleza. Todo hubiera sabido a mirada, a luz y cercanía. ¡Ay, Señora bajo la advocación de Barbaño! gracias por haber estado con nosotros.