POR GABRIEL SEGURA HERRERO, CRONISTA OFICIAL DE ELDA (ALICANTE)
Un 15 de noviembre de hoy hace 175 años el Estado subastó públicamente el “Palacio Señorial de Elda”, siendo comprado por D. Manuel Elizaicin, intendente de Alicante, quién cedió el remate final de la subasta a favor de don Juan Rico y Amat, por la suma de 121.000 reales.
Desde que en 1841 el Estado se hiciera con la propiedad del palacio de Elda para sufragar las costas judiciales del pleito de reversión a la Corona que la villa de Elda había interpuesto en 1815 ante el Consejo de Castilla, posterior Tribunal Supremo de Justicia, el castillo de Elda había sido utilizado como cárcel, lugar de representación y actuación teatral de cómicos y compañías ambulantes, e incluso había planeado sobre él su derribo para la construcción de un puente sobre el río Vinalopó.
Sin embargo, una vez finalizada la guerra civil conocida como Primera Guerra Carlista (1833-1840), la necesidad financiera de la Hacienda Pública era tal que se procedió a venderlo en pública subasta al mejor remate un miércoles 15 de noviembre de 1848.
Fue Juan Rico y Amat (1821-1870), ilustre eldense, abogado, escritor, historiador, político y periodista, quién conocedor del valor histórico y cultural del “palacio señorial de Elda” y ante el temor de que fuera derribado si caía en manos de algún propietario insensible, adquirió el castillo de Elda, comprometiéndose a pagar los 121.000 reales del remate en 8 plazos anuales. Cosa que satisfizo hasta el 18 de noviembre de 1857, cuando abonó a la Hacienda Pública el último de los plazos.
Un 12 de abril de 1849 Francisco Sempere Maciá, teniente de alcalde de Elda, confirma a don Juan Rico y Amat la posesión del castillo adquirido. Inmueble que permanecerá en poder del Rico y Amat durante 18 años, hasta diciembre de 1866, cuando Felipe Rico y Amat, hermano del anterior y actuando en su nombre, vende el castillo a Pedro León Navarro y Vidal, maestro de obras y vecino de Elda por el precio de 280 escudos de plata 2.800 reales).
Será en este momento cuando, en manos del maestro de obras, se iniciará el ocaso definitivo del antiguo palacio condal… Pero esto ya es materia de otra próxima crónica.