ASÍ SUCEDIÓ TAMBIÉN EN LIBRERÍAS, DONDE UNA FOTOGRAFÍA DEL HIPOTÉTICO GRIAL SUELE ACOMPAÑAR, EN LOS ESCAPARATES, AL LIBRO DE LA CRONISTA OFICIAL DE LEÓN MARGARITA TORRES Y JOSÉ MIGUEL ORTEGA DEL RÍO

Un colgante con leyenda incorporada, una serie de marcapáginas, bolsos, joyas, vitrales, ceniceros, postales y hasta en forma de tres tipos de chocolate son las nuevas formas bajo las que puede encontrarse el cáliz de Doña Urraca en diferentes establecimientos de la ciudad. Desde que en el mes de marzo saliera a la luz un libro que defendía, con diversas pruebas documentales, que el núcleo de la conocida copa medieval era el objeto adorado en el Jerusalén del siglo XI como el cáliz de Cristo, la fama de una de las más grandes joyas del Museo de la Real Colegiata de San Isidoro no ha dejado de crecer.

Sus apariciones con este motivo en muchos medios de comunicación nacionales y extranjeros han renovado el interés de los leoneses por una copa que lleva mil años entre nosotros y de ahí que su familiar silueta haya saltado ya del museo y las páginas de los libros de arte a tiendas y talleres de todo tipo en busca de promoción y unas ventas más que necesarias. Los primeros en darse cuenta de la mayor afluencia de público registrada a cuenta de la posibilidad de que el cáliz de la reina Urraca sea de hecho el Santo Grial fueron los responsables del Museo Isidoriano, quienes dieron más visibilidad a las postales y recuerdos relacionados con la copa. Así sucedió también en librerías, donde una fotografía del hipotético Grial suele acompañar, en los escaparates, al libro de la cronista oficial de León Margarita Torres y José Miguel Ortega del Río.

No tardaron en ver el cáliz como banderín de enganche respecto a gentes muy amantes de lo propio (o a forasteros en busca de souvenirs), los artesanos y pasteleros. De este modo, en la Confitería Asturias, a partir de las copas que acostumbran a preparar con motivo de las primeras comuniones, elaboraron deliciosos cálices de chocolate. «Durante la Semana Santa se vendieron muchos, ahora que ya no se habla tanto de ello, han bajado un poco», explica, tras el mostrador, Natalia Campillo junto a Mar García y Fe Martín. Por su parte, Mario Rodríguez, al frente de Grisallas, taller donde el vidrio coloreado se transforma en regalos y objetos decorativos, ha recreado dos tipos diferentes de ‘griales’. «A la gente le gustan y ya he vendido varios. Y como muchos de mis clientes saben que hago cosas por encargo, me suelen pedir cosas como ésta, relacionadas con León», comenta. Ninguno parece que se vaya a hacer rico con este incipiente merchandising pero al menos algunos compradores se van animando, y eso sin contar con que las bellas líneas de la pieza inspiran a los más creativos. Es el caso del diseñador leonés Juan Udaondo, que acaba de crear una línea de bolsos con la imagen del cáliz que vende por Internet, y de la artista Ana Rodríguez, quien ya ha sumado un colgante alusivo a la pieza a su original colección Ponte y lee, donde aúna leyendas y temas leoneses (el topo y la Catedral, la nariz de San Froilán, etc.), así como cuentos infantiles, con delicados adornos («deberíamos aprovecharlo más, todo León debería estar volcado con el cáliz», dice). Otro artesano es Antonio Suárez, quien desde su tienda-scriptorium El Escribano vende desde el grabado y marcapáginas hechos por Jesús Holguera hasta la postal de la editorial Rimpego y otros muchos objetos, como colgantes y pins, aunque en breve recibirá una nueva creación «mucho más exclusiva»…

Fuente: http://www.diariodeleon.es/ – E. Gancedo