POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Hay esperanza para la escuela de imagineros murcianos. Y no es una afirmación sin importancia, al menos si se tiene en cuenta que en las últimas décadas se han producido dos tristes fenómenos. El primero, la desaparición de grandes autores sin que apenas hayan tenido repuesto, salvo honrosas excepciones. Y segundo, la nueva moda de encargar a autores de otras latitudes imágenes para las cofradías. Sin embargo, dos jóvenes hermanos del barrio murciano de San Antón, Juan y Sebastián Martínez Cava, están dispuestos a continuar la espléndida tradición que, entre otras cosas, permite disfrutar de un patrimonio artístico único en España. Colmados de encargos a pesar de su juventud -tienen 28 y 24 años- acaban de abordar su primer gran proyecto: La Santísima Trinidad para el Resucitado. Y la maqueta, que se presenta mañana, tiene muy buena pinta.
-¿Por qué decidieron ustedes dedicarse a la imaginería?
-Juan: Todo comenzó como un entretenimiento. Comenzamos cuando éramos niños y fabricábamos maquetas muy rudimentarias para jugar con ellas. Poco a poco creció nuestro interés. Sobre todo desde cierto día en que pensamos que podríamos hacer una réplica de la Virgen de la Esperanza, la de San Pedro. Ahí comenzó todo.
-Y decidieron formarse.
-Sebastián: Hemos sido autodidactas. Fuimos aprendiendo técnica tras técnica. Llegó un momento en que nos dimos cuenta de que teníamos el conocimiento suficiente para abordar proyectos más ambiciosos.
-¿Cuáles son sus autores favoritos o en qué Escuela se inscriben?
-Juan: Seguimos la escuela de Salzillo, aunque también la de Hernández Navarro. Sin olvidar que nos gusta nutrirnos de autores como González Moreno. Nos situamos en la escuela barroca murciana.
-¿Corre peligro esa escuela o el futuro está garantizado?
-Juan: Murcia atesora una de las más brillantes escuelas del barroco en escultura. Aunque es cierto que no quedan muchos imagineros en esta corriente. Sería una pena que se perdiera y nuestra apuesta es potenciarla en la medida de lo posible. Aunque eso no implica que otros estilos no sean buenos. Debe haber variedad para elegir.
-¿Nunca discuten cuando trabajan en una obra?
-Sebastián: (Risas). Es curioso. Tenemos los mismos gustos. Eso ayuda mucho. Por ejemplo, a que compartamos sin problemas todos los procesos que requiere la escultura.
-¿Qué encargos tienen entre sus manos en estos momentos?
-Juan: Una Dolorosa para la hermandad infantil de Las Torres de Cotillas, que se bendecirá el próximo 1 de abril. Además de una réplica de la Patrona de Bullas y otra, más libre, de la imagen desaparecida de La Aurora, de Salzillo, para Lorca.
-¿Cómo surgió la idea del paso de La Santísima Trinidad?
-Sebastián: Nos lo propusieron Ángel Fernández y David de Andrés, dos grandes nazarenos murcianos. También desean que diseñemos el trono, y el malagueño Sebastián Marchante bordará el estandarte.
-¿Tendrá alguna particularidad la tarima?
-Juan: Recrearemos una alegoría del antiguo convento murciano de la Trinidad, con tallas de los cuatro santos trinitarios. Además, contendrá un homenaje a la Virgen.
-¿Cuándo estará lista la obra?
-Sebastián: Para 2019 debe incorporarse a la procesión del Resucitado. Estamos también muy agradecidos a su presidente, Luis Alberto Marín, quien ha sido decisivo en este proyecto.
-¿Cuáles son los sueños que aún están por cumplirse?
-Sebastián: Poder realizar este paso ya es un sueño cumplido. Debutar en nuestra tierra es un privilegio, aunque nos impone mucho. Es por ello que deseamos presentar una obra de calidad.
-¿Qué es lo más difícil a la hora de crear una imagen?
-Juan: Dotarla de divinidad. Las tallas son una especie de personas mudas. Así que deben transmitir divinidad a quien las contemple. Hay que darles alma.
Fuente: http://www.laverdad.es/