POR ÁNGEL DEL RÍO, CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE MADRID Y GETAFE
Hay pocos sectores económicos que no estén siendo sacudidos por la situación del estado de alarma, ya sea en su fase de hibernación, la 0, ó en la menos radical, que es la 1. La mayoría del sector productivo en Madrid, sobre todo el de servicios, soporta con extraordinaria y cruel virulencia, los efectos de este delicado momento, donde el coronavirus daña los tejidos del cuerpo humano y el tejido económico de la sociedad.
Hay algunas actividades que no se han detenido por la crisis, al ser consideradas servicios esenciales: farmacias, alimentación, estancos… y la venta de bicicletas a través de las compras on line. Desde que se permitió salir a hacer deporte, no había visto tanta gente dando pedales. ¿Tenían la bicicleta varada en el cuarto trastero? ¿La han comprado para adaptarse a las nuevas necesidades de deporte-paseo? El caso es que, las bicicletas no son solo para el verano, sino para la estación del confinamiento. Hay calles donde parece que se esté desarrollando una prueba ciclista, y otras, peatonales, tomadas también por estos velocípedos a pedales que, aún disponiendo de carriles solo-bici, los obvian y se lanzan a la calzada, quizá por el morbo a ir sorteando paseantes, que parece ser una nueva y peligrosa modalidad deportiva.
Pero hay otras actividades económicas, quizá más desapercibidas, que no sólo no se resienten por esta crisis, sino que pueden estar saliendo beneficiadas, naturalmente sin quererlo. Un caso concreto es el de las aseguradoras de automóviles. No es preciso tener datos rigurosos y concienzudos, para saber que, en estado de alarma, ha bajado de forma espectacular la utilización del vehículo privado; en consecuencia, hay menos accidentes, menos facturación en reparaciones, menos actuaciones de la grúa para auxilio en carretera y retirada de vehículos averiados. El drástico descenso de la siniestralidad, produce que estas compañías tengan que cubrir menos desperfectos en vehículos y daños en personas. No hay virus que por bien no venga. También las aseguradoras de viviendas viven un momento “dulce”: han bajado los robos en pisos y otro tipo de delitos, y con ello, el capítulo de indemnizaciones a las víctimas. También los fabricantes de jabones, geles, higienizantes hidro-alcohólicos, detergentes, productos de limpieza y similares, baten récords de venta en estos días. Paradojas de estados atípicos, como el que nos toca vivir.
Fuente: https://www.madridiario.es/