POR ANTONIO HORCAJO, CRONISTA OFICIAL DE RIAZA (SEGOVIA)
Con mi admiración, gratitud y amistad a Nacho Rodríguez Hevia.
Veo en El Adelantado una reconfortante noticia. “Más de una veintena de efectivos del SAMUR refuerzan la sanidad en Segovia”. Hay en el mural del Centro Segoviano de Madrid, en el que se recoge la trayectoria de nuestra Tierra Segoviana a lo largo de la historia, desde su fundación por los romanos hasta hoy, una frase que remata esta evolución histórica: “Segovia versus Madrid, una misma Tierra. Madrid versus Segovia, un mismo Pueblo”. Lo que antecede valdría ya para entender esa solidaridad real que llega a Segovia para que veintiséis profesionales del Servicio de Asistencia Municipal de Urgencias y Rescates de Madrid acudan solícitos a reforzar y mejorar la asistencia que Segovia, en estos momentos, tanto necesita y de la que están ausentes otros responsables más próximos.
Segovia dejó en Madrid y en toda su provincia lo mejor de sus anhelos. Creó poblados y en ellos se sirvió y sirvió. Lugares serranos como el actual Soto el Real, Miraflores, El Escorial y como gran herencia, entre otros muchos Navalcarnero. Todo ello está vinculado a unos lazos estrechos de un mismo pueblo que ha visto esos parajes madrileños en los que Segovia llegaba hasta el Tajo con enclaves, entre otros en Chinchón, motivo de enfrentamiento secular desde los Reyes Católicos, por aquel siniestro personaje, el innombrable Andrés de Cabrera, alcaide, de nuestro Alcázar.
No es este lugar para extendernos en la historia demasiado o suficientemente conocida, pero sí recordar que Segovia y Madrid se funden en un abrazo de siglos que aún perdura, como lo atestiguan esos médicos y personal que la asistencia municipal de Madrid ha desplazado para atender a nuestras gentes en el difícil momento que todos estamos pasando y mucho más, como es lógico, aquellos que se ven afectados por la enfermedad que tantas vidas se ha llevado por delante.
Parece como si Madrid se hubiera dado cuenta de que en esta parte de la vieja Castilla —lo de la actual autonomía no cuenta a estos efectos— es algo suyo, que ahora trata de demostrar su afecto por esa secular vinculación y que devuelve con naturalidad y evidente sencillez, sin alharacas ni proclamas por las esquinas, como nos tienen acostumbrados muchos de los que nos llegan desde el norte, aquella protección que Segovia brindará a los madrileños con los históricos Quiñones, que defendían sus vidas, casas y cosechas del virus de entonces, que era el moro arrasador y destructor. Así, y para esa defensa, nació San Martín de la Vega, donde acampaba el Quiñón de la parroquia segoviana de San Martín, en permanente vigilancia con sus hombres y caballos, para que los campos y las casas no sufran perjuicios.
En el citado mural del Centro Segoviano aparecen el vínculo permanente entre una Tierra única, que unida por la soldadura de la Sierra, sigue hermanada y acude el consuelo de nuestra gente cuando ella misma necesita de todo el bagaje de asistencia posible. Por eso decimos muy alto, gritando acaso, para ver si otros displicentes lo oyen, GRACIAS AYUNTAMIENTO DE MADRID, hacéis honor a lo que representa la hermosa pintura que orla la Sala Blanca y noble del Ayuntamiento de Segovia, desde cuyo acontecimiento somos una misma Tierra hermanada.
Gracias Ayuntamiento de Madrid en el que tuve la honra de servir a Madrid con lealtad y a Segovia con amor. Gracias porque desde la Casa de la Villa, recordaba como el Fuero de Madrid se firmó en Segovia y frente a ella se levantaba la Puerta, llamada de Guadalajara, en el camino de entrada a Madrid por el Puente y la Calle de Segovia, en cuyo nomenclator de azulejo, aparece la gallarda silueta de nuestro bello Alcázar. Esa puerta que sirvió a Diego de Colmenares para adornar su Historia de la Insigne Ciudad de Segovia.
Y, en homenaje a esa vinculación siempre sabida y lealmente mantenida, decidimos cerrar el mural que nos muestra la imagen viva de nuestra trayectoria en ese Madrid que nos acoge y esa Segovia que nos vió nacer. con la Puerta de Madrid en Segovia, donde campan los ”gatos trepadores de la muralla madrileña” Díaz Sanz y Fernán García. Esa noble puerta por la que, en un humilde asno sale un segoviano que marcha al solar en el que fue recibido con los brazos abiertos y fue capaz de resolver su vida con dignidad y esfuerzo. Gracias a todas esas personas que se han dejado y se están dejando la vida en luchar contra ese mal que tantas vidas se ha llevado. Un recuerdo a los que se han ido y dejan un vacío imposible de llenar.
Y, tras el último gracias, permíteme, lector amigo, que haga una súplica al Ayuntamiento de Segovia, a todos sus componentes. Siempre me ha parecido una anomalía que el tramo que arranca de la Puerta de Madrid en Segovia, hasta el cruce actual con la avenida de la Constitución se denomine Carretera de San Rafael. La situación actual de ese enclave, perfectamente incorporado al casco urbano, bien podría llamarse Avenida de Madrid. Pero sabiendo que ya hay una calle así nominada, seguro que el Ayuntamiento encontrará solución a tal propuesta. Es el mínimo homenaje de recuerdo de siglos de hermanamiento real y gratitud mantenida hasta hoy, por cuanto Madrid ofrece, actualmente, posibilidades de trabajo a miles de segovianos, recibe en sus hospitales, a diario, a enfermos segovianos, sin distinción de edad, que de otra manera no serían atendidos por falta de estructura asistencial; porque los fines de semana vive pletórico el sector económico más boyante de la economía, local, por… la realidad de una vinculación y de una simpatía mutua.
Fuente: https://www.eladelantado.com/