POR JOSÉ SALVADOR MURGUI, CRONISTA OFICIAL DE CASINOS (VALENCIA)
Este año 2020 a causa del confinamiento que estamos viviendo, tenemos que tomar las meriendas de pascua en casa, como el tiempo es clave para recordar los momentos vividos, hoy segundo día de pascua, volviendo la vista atrás, dejando los años guardados en esa almena vigilante que su presencia semi destruida nos recuerda el paso de la historia, llegamos al lugar de encuentro donde pasábamos la tarde cualquier día de pascua. Hoy vamos a la CASA DEL CAMP.
Para hablar de esta Masía, hemos de centrar el estudio en la Cartuja de Porta-Coeli y en los Apuntes Históricos de Francisco Tarín, en el año 1897, nos hablaba de «El término de Porta-Coeli, enclavado en parte en las estribaciones meridionales de los montes que se desprenden de la Sierra de Segorbe, comprendía unas cuatro leguas cuadradas de extensión. Lindaba con los términos de los pueblos de Serra, Náquera, Bétera, Benaguacil, Olocau y Segorbe. Hacia el mediodía, y como a tres leguas de distancia, distinguía la larga alfombra que forman las dilatadas huertas de Liria, Benisanó, Benaguacil, La Pobla y Ribarroja, y contiguo a ellas el campo de Liria.
Cuatro casas de campo existían dentro de los dilatados terrenos de la Cartuja. Además de las tierras que poseía el Monasterio, formando su extenso término, era dueño de otras posesiones, que por justos títulos le pertenecían desde tiempos antiguos. Entre estas fincas, era la más rica por la calidad y por la extensión, la magnífica Masía, sita en el Campo de Liria, llamada la Casa de Campo.»
Y sigue Francisco Tarín explicando: «En 1480 había 18 vacas, 14 becerros, 10 bueyes para arar, 100 ovejas, 392 cabras y machos cabríos, más 60 corderillos de las primicias de Liria. En 1487 se contaban: dos mulas para silla, cuatro mulos para tiro y uno joven, dos rocines para la labranza y dos asnos, bueyes para arar diez, y como ganado destinado al pasto, a medias entre el monasterio y los pastores, 13 vacas y 300 cabras.» Esta información se guarda en las Notas del Libro de Varios de Porta-Coeli. Ms. en el Archivo de la Catedral de Valencia.
Ya tenemos constancia datada de esta Casa del Campo, nos remontamos al año 1480. Los ganados de esta Cartuja tuvieron mucha importancia, y lo demuestra los privilegios que se extendieron a su favor, ya que tenían la singular franquicia de poder libremente transitar, pastar y abrevar en cualquier término de los lugares del Reino de Valencia, además de que los pastores de la Cartuja podían transitar con los ganados, sin pagar derechos de pasaje, herbaje, portazgos, y en el caso de hacer algún daño, debían indemnizarlo, pero sin ser detenidos ni los pastores del convento ni las bestias que conducían. Estos privilegios, fueron concedidos a esta Real Cartuja en 1340 por el Rey D. Pedro II de Aragón, de D. Juan II en 1450 y del Emperador Carlos I en 1540.
En los apuntes se lee: «Aun existe en Liria la antigua casa procuración de los monjes, con el escudo real del monasterio sobre su puerta. En 1604 el Dr. Pedro Runa, presbítero, cura de la Villa de Cullera, permuto su cargo con Juan Monserrat, vicario perpetuo que era de Lliria, y se obligaba a: » El documento es mucho más largo, solo referencio estas citas, para hacernos una idea de la importancia de esta Casa.
Esto sería en cuanto a los orígenes de esta Casa, que resumidamente puedo expresar, hay mucha más documentación dispersa y digna de estudio. Estas letras nacen como el recuerdo de aquellas pascuas, y quede constancia escrita de la antigüedad de esta finca.
En el año 1788 cuando se hace el primer censo de la Parroquia Santa Bárbara de Casinos con el Nº 9, esta inventariada la «CASA DE LOS RELIGIOSOS DEL MONASTERIO DE NUESTRA SEÑORA DE PORTACELI.» Camino de Alcublas.
«Veintisiete habitantes: Vicente Castelló, Joseph Ferriz, Miguel Masian, Bautista López, Bautista Cathala, Joseph Mengual, Roque Cabavo, Josef López, Bautista Sol, Ygnacio Murgui, Thomas Calbo, Vicente Cibera, Thomas Murgui, Miguel Parcon, Agustín Rubio, Francisco García, Joseph Calvo, Vicente Peris, Joaquín Ponz, Mariano Muñoz, Mariano Cortes, Pasqual Rubio, Manuel Puchol, Salvador Guna, Miguel Fuster Menor, Luis Albano,Thomas Ferrer».
En el año 1826, el Prior de la Cartuja de Portaceli se llama Antonio Casino, cabe la duda de que fuera oriundo de Casinos y de la familia de Blas Casino, pero según los censos de 1789 a 1803, no hay ningún Antonio Casino, en esta familia(lo cito como una curiosidad.)
El año 1828 se inicia un pleito a causa del aprovechamiento del agua, que tiene el pueblo de Casinos, contra los frailes de la Casa de Campo, que esto sería motivo de otra crónica, en la que hablaríamos del Partidor, del Salt, y de cómo se repartía el agua.
La historia condujo el camino de la Casa del Campo, hasta llegar a la propiedad de D. Fernando Ibáñez Pagés y Dª Matilde Pampló Martín, que él fue un empresario y político valenciano, miembro del Partido Liberal, escogido diputado por el distrito de Chelva a las elecciones generales españolas de 1901. De junio de 1912 a noviembre de 1913 fue Alcalde de Valencia. En 1915 fue diputado provincial por el distrito Mar-Mercado de Valencia, y en 1917 fue presidente de la Diputación de Valencia.
Nuestro erudito Miguel Morató le dedica una poesía con motivo de su santo, que entre otras cosas le dice: «Y por la benevolencia, que en el partido ha alcanzado, de Real Orden fue nombrado, para Alcalde de Valencia. Cargo que desempeñó con entera lealtad y a su finalidad, por la gran puerta salió. Es don Fernando a mi ver, un cumplido caballero, de trato noble sincero, con quien le ha de menester. Por eso en Chelva o Villar, goza grandes simpatías y emplea sus energías, en cuanto dice a votar.»
Es tanta historia la que se encierra en esas paredes, que hay que ir dando saltos en el tiempo, pero si recordar a los buenos hombres de Casinos, que trabajaron en esas tierras, los históricos pastores que conocían todos los rincones de los campos, José Hernández, el abuelo, el decano de esa histórica familia que tanto sabían de ese oficio los caseros, los labradores, los que al toque de la campana empezaban y acababan.
En 1968-1970, el Instituto Nacional de Colonización de Madrid, abre el expediente de la «Casa de Campo» y en sus antecedentes nos dice que ocupa ciento cuarenta y cuatro hectáreas y que su límite meridional está a un kilómetro aproximadamente de Casinos, y la casa principal a unos dos kilómetros de este pueblo. Dista 17 kilómetros de la ciudad de Liria y 42 de Valencia.»
Era el ocaso de una historia, era el fin de una ilusión. La Casa de Campo, era término municipal de Llíria, tan cerca de Casinos, pero jamás el pueblo disfrutó de su propiedad. Se puede escribir mucho más, y si tengo salud lo haré, porque la Casa de Campo, es una Masía que no nos deja indiferentes, por ser paso obligado, por ser escenario de momentos vividos, por ser parte de la vida de Casinos.
Hoy lunes de pascua, nos vemos en la Casa de Campo, beberemos agua fresca de sus cisternas, y si nos dejan, probaremos su buenos vinos generosos de la bodega.