POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
En los primeros días de septiembre de 2014, tuve la oportunidad de contemplar muy de cerca la imagen del Santo Cristo del Pasmo, y en el estado en que se encontraba. Lo hice con la licenciada en Bellas Artes y especialista en restauración, Cristina Villar Bueno, de la empresa Pátina, que estaba restaurando la imagen del titular del convento de las clarisas de Montijo, que labrara a mediados del siglo XVI, en la ciudad de Valladolid, el escultor Juan de Juni (1506-1577). En ella destaca el movimiento y la naturalidad que le da Juan de Juni a sus obras, grandes, rotundas y angustiosas, donde el manierismo español encontró su mejor representación.
Cristina Villar me recibió muy amablemente en una de las dependencias del convento donde estaba restaurando la imagen, me informó que la empresa Pátina llevaba más de veinticinco años en trabajos de restauración. Fueron las religiosas clarisas las que contactaron con ella por medio del sacerdote José Luis Velasco Martínez, delegado de Patrimonio del Arzobispado de Valladolid, junto con el profesor Urrea. La empresa Pátina ha restaurado varias obras en el Museo Nacional de Escultura de Valladolid, destacando el retablo de San Benito el Real. Cristina me comentó que desconocía que esta obra de Juan Juni estuviese en Extremadura, concretamente en Montijo.
Cuando la imagen, hecha en madera de nogal, fue llevada al taller montado dentro del interior del convento, sala donde se encuentra la imagen de Ntra. Señora de la Piedad, la restauradora Villar Bueno observó en ella un repintado general realizado en el siglo XVIII, procediendo a estudiar si era factible, tras levantar esa capa añadida, poder llegar para conservar su pintura original. Viendo que esa tarea era posible, procedió a quitar la capa del repinte añadida a la policromía original, junto con la consolidación y desinsectación por ataques de xilófagos.
La imagen del Cristo del Pasmo llegó a Montijo en 1680, traída por el IV conde de Montijo, don Cristóbal Portocarrero Guzmán de Luna, para el entonces beaterio y posterior convento de clarisas (año 1704), procedente del legado del marquesado de Valderrábano, en concreto de Martín Enríquez de Almansa, virrey de Nueva España y el Perú, del oratorio de una de sus casas que tenían en Valladolid.
La comunidad de religiosas clarisas de Montijo ante el estado en el que se encontraba la imagen y conscientes de la conservación de su patrimonio religioso, histórico y cultural, decidieron acometer la restauración, afrontando el coste de la misma.
Un mes después, en la festividad de San Francisco de Asís, 4 de octubre de 2014, acompañé a Cristina en la presentación del proceso de restauración realizado a la imagen del Santo Cristo del Pasmo. Acto que se realizó en la iglesia del convento, mostrando a los asistentes el resultado de la restauración, tras de más de dos meses de estar retirada del culto.