POR HERMINIO RAMOS, CRONISTA OFICIAL DE ZAMORA
Esa debería ser la mínima pena de inhabilitación para todo cargo público de cierta entidad y sobre todo cuando se trata de responsabilidades en el mundo rural, ese mundo que parece haber quedado abandonado a su suerte desde los más bajos niveles de la administración a los más altos. Es como si existiesen dos tipos de ciudadanos.
Este sencillo comentario viene a propósito de la noticia del abandono, según denuncia el concejal del Ayuntamiento de El Perdigón Roberto Santamaría Hernández, a su anejo San Marcial, que desde hace seis años se ve privado de agua potable, viéndose obligado a sobrevivir pendiente de la correspondiente servidumbre de los camiones cisterna de la Diputación Provincial, a pesar de las constantes súplicas y peticiones correspondientes, sin haberse movido a lo largo de estos años ni un papel, lo que se confirma una vez más el abandono, olvido, desprecio o humillación a que se somete como regla general a los anejos por parte de las cabeceras de esos doscientos cuarenta y ocho ayuntamientos de la provincia a esos doscientos sesenta y un anejos, si siempre es triste ser pobre lo es más cuando tienes que estar dependiendo de alguien que aún es más pobre que uno porque además no es nada de nada. Esta triste situación que está sufriendo esta localidad de San Marcial la podemos encontrar bajo otros aspectos en más localidades.
Este año lo es de elecciones, y además lo es por partida doble. Vamos a confiar en que se dé solución a algunos de estos casos como el de San Marcial. Esperamos que se resuelvan antes de que llegue ese esperado mayo.
Seis años aguantando ese abandono lo dice muy claramente. Hay que tener aguante y categoría humana para esperar tanto, una categoría que, por lo que se ve, no tienen las instituciones.
Fuente: http://www.laopiniondezamora.es/