POR JUAN FRANCISCO RIVERO, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (CÁCERES)
El viajero ha pasado los días más santos de la Semana Santa en Málaga, donde se conjugan el fervor religioso procesional con la buena gastronomía y los paseos al borde del mar, en Pedregralejo, con espetos, coquiñas y pescaíto frito Hay tiempo para todo, con calma y sosiego, se disfruta del ambiente callejero y familiar.
En la mañana del Jueves Santo, la televisión acerca al viajero a vivir con intensidad la llegada del barco de la Legión que viene a honrar a su Cristo de la Buena Muerte. Más tarde en la explanada de Santo Domingo, delante de las autoridades, entrega del estandarte de un Tercio de la Legión a otro, en presencia de los mandos y ante el cardenal Sebastián. Entre el público famoso no podía falta el actor malagueño, Antonio Banderas y este año, además, Taleb Rifai, secretario general de la Organización Mundial del Turismo, que quedó impresionado de los actos de homenaje de la Legión al Cristo de Mena.
La tarde del Jueves Santo, sentado en una silla en plena Alameda Principal, uno ve desfilar a seis procesiones con sus nazarenos, con velones que los niños recogen sus gotas de cera para hacer sus bolas multicolores. A ello se suman las bandas de música, el ambiente colorido de los malagueños que con sus aplausos, puestos en pie, rinden su particular homenaje al Cristo y a la Virgen de la Cofradía.
La más famosa -y la que esperan todos- es la del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Ánimas y Nuestra Señora de la Soledad, más conocida como el Cristo de Mena, cuya imagen fue destruida por unos locos durante la República, como ahora los islamistas que son terroristas destrozan las imágenes del antigua Persia, hasta ahora en los museos iraquíes. Locos los ha habido en todas las épocas.
El Cristo fue tallado en 1660 por Pedro de Mena; fue una de las principales obras de este insigne escultor y fue destruido entre los días 11 y 12 de mayo de 1931 cuando las turbas quemaron numerosas iglesias por toda España. El Cristo está vinculado a la Legión desde 1921. Desde 1960, todos los acuartelamientos de la Legión tienen una talla del Cristo de Mena.
La actual imagen es obra de Francisco de Palma Burgos, tallada en 1942. La imagen de la Soledad es obra del siglo XVIII, de manos anónima. La procesión iba presidida por los gastadores de las Legión, que con sus oficiales y tropa cantaban su canción más conocida: “El novio de la muerte”. Fue la procesión más aplaudida.
Después vino el Cristo de la Misericordia (“El Chiquito”) y Nuestra Señora del Gran Poder, que tienen con este cronista una distinción especial, ya que de esta cofradía fue mayordomo mayor el artista de mi pueblo de Brozas, Casimiro Ortas, por eso cuando murió en 1947 en Barcelona, hubo misas por su alma en la Parroquia del Carmen, que es sede de la congregación
La Virgen de la Esperanza, a la que llaman Novia de Málaga, será coronada canónicamente en unas semanas. Le acompañaba el Cristo de la Misericordia, obra de Mariano Benlliure, tallada en 1935, y que da la bendición ante la tribuna oficial de la calle Larios. Más de 600 nazarenos, algunos de ellos (los de la Virgen) vestidos con túnicas y capirotes de color verde acompañaban esta procesión, la más rica de la Semana Santa malagueña.
Este año hubo una novedad, una nueva procesión, la de la Vera Cruz, que salió a las 23,45 de la noche de la iglesia de San Juan y se encerraba a las 4,30 de la madrugada. Creanmelo, esta procesión no la vi.
El Gobierno español quiere que la UNESCO declare a la Semana Santa de España como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Yo estoy de acuerdo con ello. Es una tradición única en el mundo.
Fuente: http://pacorivero.blogspot