POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA.
Ya casi nadie se acuerda que este Cristo de la Fe, el único de ojos azules alzados al cielo, desfiló durante muchos años como si el mundo padeciera una pandemia. Sucedió cuando aún era joven la Cofradía de la Fe y surcaba las calles solitarias del centro en una tarde de sábado consagrada por muchos, más que admirar el paso de tan imponente talla, a ultimar sus compras apresuradas.
Pero eso cambió, como también ha cambiado la vida en los últimos dos años de cuantos pueblan este planeta. Y este sábado, la procesión que parte de la iglesia capuchina, discurrió entre una auténtica legión de murcianos que querían reencontrarse con su añorada Semana Santa. Todo fue nuevo para esta procesión, incluso el paso por el paseo Alfonso X, ya peatonalizado con acierto y que remarcaba aún más la solemnidad de la estación de penitencia.
Apenas era un murmullo. Hay quien asegura que fue un leve rayo de luz que, como cada Sábado Santo, saca contraseña en la Fe para abrir el cortejo frailuno. Pero otros dicen que es mentira, que fue el suspiro maldito que, al intermedio de la tarde sobre los Capuchinos, anuncia el fin de la Semana Santa. Y aciertan.
Porque estos días de Pasión tienen fecha de caducidad, en ocho días justos. Por eso hay que apresurarse y saborear el descendimiento de este Cristo de Dorrego que, antes de alzarlo en su cruz, se rebaja hasta la tarima a la puerta de la iglesia. Tintinea el agua en la fuente de la Redonda. Algunas gotas vuelan decididas hacia el rostro del Señor, que alza al cielo sus ojos, acaso buscando la primavera.
Avanza el cortejo frailuno sin otro pendón mayor que la cruz de San Francisco de Asís, arropados los símbolos de la Pasión en cojín de terciopelo. Y avanza cadencioso, tan recogido que sorprende a quienes transitan esta Murcia de comercios ávidos de vacaciones.
No avanza solo el Cristo desde la Redonda. Le acompaña Santa María de los Ángeles, otra espléndida talla de Yuste Navarro que encandila al abrir cortejo.
Sobre esta procesión de cíngulos frailunos, austera pero indispensable ya en tan añorado sábado, como cada año, resplandecen los ojos azules del Cristo, que a medida que avanza por el centro de la avenida Alfonso X, ya por fortuna sin tráfico, va reclamando la atención de cuantos se cruzan a su paso. Procesión capuchina de sábado en la tarde, que rozará en su carrera la del Cristo de la Caridad, el de Santa Catalina, con quien comparte tarde y noche nazarena.
FUENTE: https://www.laverdad.es/semana-santa/murcia/legion-fieles-acompana-20220409195059-nt.html#