POR JOSÉ ANTONIO AGÚNDEZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MALPARTIDA DE CÁCERES (CÁCERES).
Pasó la Semana Santa malpartideña y con ella todos los actos programados. Entre ellos la visita guiada a los tesoros que guarda nuestra Semana Mayor, en la que participé como cronista oficial junto a la activa responsable de la oficina de Turismo Maria Paz Leo, quien remueve cielos y tierra hasta encontrar verdaderas joyas con las que ilustrar nuestras antiguas tradiciones y la fe y devoción que movió a nuestros antepasados durante muchos siglos atrás.
Pudimos, a la vista de los ajuares de imágenes, objetos como la matraca o la alabarda, cuadros y dibujos del antiguo Monumento, antiguas capillas domiciliarias, coplas de cordel o cuartillas de ciego, el «Leto» y una muestra de la orfebrería de la parroquia, disfrutar y conocer un poco mejor todos ese patrimonio material e inmaterial que guarda Malpartida y su historia. Ello nos permitió hablar del Sermón de Pasión volviéndose a escuchar la sentencia de Pilato y el Ángel, del tradicional petitorio de la cera, del trajín que suponía montar el antiguo Monumento, del Oficio de Tinieblas y de las probables raíces de algunas de nuestras más arraigadas costumbres como la Desenclavación o los Guardadores del Señor. Y también de los espléndidos ajuares que conservan el Nazareno, La Virgen del Rosario, la Virgen de la Soledad o el Niño de la Bola, y recordar la llegada a Malpartida de la Virgen de las Angustias hace 21 años, del hábito hoy perdido de trasladar de casa a casa de los vecinos las capillas portátiles bajo la advocación de los santos y Vírgenes más queridos. Hablamos, además, de las piezas de orfebrería que tuvo la parroquia, desgraciadamente perdidas algunas en revoluciones e incautaciones a lo largo de los siglos, aunque pudimos mostrar todavía una extraordinaria crismera del siglo XVI y nuestra preciosa custodia del XVII.
Y también recordamos a Isi Ramos, sentada ya hoy al lado del Padre, quien con especial cariño realizó algunos carteles de la Semana Santa allá por finales de los años 80. Mil gracias a las mayordomías, cofradías y particulares que nos cedieron para mostrar estos valiosos objetos, a la parroquia en la persona de su párroco D. Santiago Núñez, a todos los que asistieron y a los que no pudieron hacerlo, seguro que en próximas ediciones podrán acercarse a estos maravillosos tesoros.