Tal como pinta el presente año, nos encontramos ante un periodo de sequía al que nos conduce un clima cambiante y caprichoso del cual dependemos, antes y ahora. Llueve poco y necesitamos cada vez más agua, tanto para el consumo humano como para el desarrollo de la agricultura y la ganadería. En tiempos pasados la sequía iba unida a todo un proceso de crisis de subsistencia, cuyos principales indicadores eran la carencia de productos básicos, como el pan o la carne, que extendían la hambruna entre las clases populares.
SEQUÍA