POR JOSÉ MARÍA SAN ROMÁN CUTANDA, CRONISTA OFICIAL DE LAYOS (TOLEDO)
La noticia ha corrido como la pólvora: Jaime Alfonsín deja de ser Jefe de la Casa Real con motivo de su jubilación. Tras de sí, y según las crónicas más cercanas al Rey, Alfonsín abandona su puesto dejando una estela intachable de servicio a la Corona durante veintinueve años primero como Secretario de la Casa del Príncipe de Asturias y después como Jefe de la Casa del ya monarca Felipe VI. Y, en efecto, es cierto que ha demostrado una imagen de prudencia y discreción en su actividad durante todos estos años, siendo un hombre visible solo en lo estrictamente necesario y un consejero fiel en momentos de gran dificultad para la monarquía española. Un perfil el de Alfonsín, gallego y Abogado del Estado, que guarda razonables similitudes con el perfil del primer Jefe de su Casa que tuvo don Juan Carlos, Nicolás de Cotoner y Cotoner, y con el del militar asturiano Sabino Fernández Campo, autor de aquel famoso «ni está ni se le espera» que detuvo el 23-F.
A raíz de la jubilación de don Jaime, en el periódico ‘El Debate’ se ha abierto un debate por parte de mi querida amiga Carmen Duerto en el que se considera que Alfonsín debe recibir de manos de don Felipe un título nobiliario en virtud de sus especiales servicios a la Corona, siendo la primera vez en su reinado en que el Rey usaría de esa prerrogativa, casi diez años después de su proclamación. Ya existen precedentes de estas concesiones en el reinado de don Juan Carlos. Así, a Cotoner le concedió el Toisón de Oro; a Fernando Almansa, X Vizconde del Castillo de Almansa, le vinculó a su título la Grandeza de España; y a Fernández Campo, le concedió el título creado ad hoc de Conde de Latores con Grandeza de España. Esta costumbre de conceder títulos nobiliarios a las personas más cercanas al Rey también fue materializada por don Juan Carlos en las personas del presidente Carlos Arias Navarro, a quien concedió el Marquesado de Arias Navarro; del presidente Adolfo Suárez, a quien concedió el Ducado de Suárez con Grandeza de España y el Toisón de Oro; y a Torcuato Fernández-Miranda, a quien concedió el título de Duque de Fernández-Miranda y, también, el Toisón de Oro.
Creo que, con don Jaime, el Rey tiene ante sí una magnífica oportunidad para comenzar el uso de su prerrogativa regia de concesión de títulos nobiliarios. Y no solo por el hecho de que Alfonsín sea un ejemplo de fidelidad y servicio a la Corona, sino también porque, con esta concesión, don Felipe daría ejemplo de lo que él mismo pidió en Ronda el diecinueve de abril de 2023 a través de una declaración que ya forma parte de la historia nobiliaria de España: que, junto a la nobleza de sangre vinculada a los linajes familiares, se valoren también el mérito personal y profesional, el trabajo, la trayectoria, el servicio a la comunidad y los frutos obtenidos.