POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
La niebla difumina el blanco de sus tapias. Afuera, en una esquina, un azulejo nos invita a que entremos donde vive Ella, que es su casa. Allí, junto al Guadiana, como monja tras reja de clausura, aguarda expectante los dolores de parto por el Niño que viene. En esa espera saltan de gozo y alegría los ángeles de su peana. Ella está serena, dulce y tranquila. Calla, atiende y escucha a los que le hablan, le piden y le dan gracias. Al salir, en los portales, se oye un villancico que viene del pueblo rompiendo la tibieza de la mañana: “Ay del chiquirritín, chiquirritín, queridín, queridito del alma”. Pronto, muy pronto “La gloria será revelada”. (Imagen de Ntra. Señora de Barbaño, Patrona de Montijo, en la festividad ‘Exspectatio Partus’)