POR ÁNGEL DEL RÍO, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
Estamos mareando la perdiz sobre la iniciativa del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de elaborar una ley de servicios mínimos, que es indispensable como acompañamiento al derecho de huelga. Los sindicatos dicen que no es el mejor momento; los empresarios, piensan todo lo contrario, y la ciudadanía, por lo general, la estima necesaria para que se garanticen otros derechos generales en situación de estado de huelga.
Y cuando estamos en estas, surge una cuestión que nos hace preguntarnos: ¿Qué sentido tiene que clamemos por una ley de servicios mínimos, si resulta que cuando no se cumplen y se sanciona, terminan levantándose las sanciones en el marco de un acuerdo global?
El caso del Metro es el más reciente. Los trabajadores han mostrado su apoyo al nuevo convenio, tras una duras negociaciones en las que han conseguido buena parte de lo que pretendían, pero sobre todo, en ese acuerdo final, la dirección de Metro se compromete a retirar la denuncia que presentó contra los sindicatos por la huelga, sin cumplimiento de los servicios mínimos, en 2010, así como la reclamación de daños por valor de 4,7 millones de euros. ¿Para qué queremos una ley de servicios mínimos si cuando no se cumplen y se sanciona por el incumplimiento, se termina retirando los expedientes? ¿Esa es la responsabilidad puesta de manifesto por quienes tienen que administrar los dineros públicos? ¿Cómo se puede renunciar a cobrar los 4,7 millones de euros que supuso el incumplimiento de esos mínimos? Al final se ha cedido a la presión, al chantaje en la negociación. Los trabajadores del Metro han conseguido, además, que la decisión inicial de la empresa de una rebaja salarial del 10 por ciento o 720 despidos, se haya cambiado por congelación de sueldos y un ERE voluntario para 673 trabajadores mayores de 58 años.
Luego puede ocurrir que todas estas cesiones se conviertan en costes para la empresa, que hagan necesario subir las tarifas, y entonces los sindicatos que han forzado esta negociación ventajosa, protestarán y convocarán paros en contra de esas subidas. Y lo de siempre: los usuarios tenemos la sensación de que nos toman el pelo por todas las partes.
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