POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS).
Hubo que esperar al año 1956 para que se pusieran en marcha las obras necesarias para habilitar la primera Biblioteca Municipal de Arriondas -habilitada en el edificio de las Escuelas Graduadas- así como otras obras que intentaban dejar concluido el patio escolar del mismo edificio.
En ambos casos las obras le fueron adjudicadas por administración al “maestro de obras” José María Rozada Blanco, padre de este cronista que escribe.
Simultáneamente se le encargó también a Rozada un proyecto para la construcción de las aceras en Arriondas, con sus medidas de ancho y otros detalles.
La primera Biblioteca Municipal de Arriondas se puso en marcha en el citado año 1956 de acuerdo con el asturiano Centro Coordinador de Bibliotecas “Rafael Quirós Isla”, con las condiciones y obligaciones siguientes:
a)- La Biblioteca se establecería en la villa de Arriondas y se denominaría “Biblioteca Cipriano Rodríguez La Villa” (el cual había sido maestro en Arriondas durante muchos años).
b)- Se instalaría en el edificio de las Escuelas Graduadas de Arriondas en un local acondicionado por el Centro Coordinador a expensas del Ayuntamiento.
c)- Tendría un carácter público y abriría tres horas y media diarias, como mínimo, de seis de la tarde a nueve y media en invierno, y de siete a diez y media, en verano.
Los sábados -día de mercado- debería abrir desde las doce del mediodía a la una de la tarde, para que las personas de las “aldeas” (sic) pudieran llevar libros en préstamo si lo deseaban.
d)- El servicio de lectura en la sala sería gratuito y el de préstamo a domicilio seguiría las normas de la Junta de la Biblioteca, aprobadas por el Centro Coordinador.
e)- El Ayuntamiento se obligaba a tener un servicio de calefacción por radiadores, poder utilizar los servicios higiénicos, hacerse cargo del alumbrado, de la limpieza del local, la subvención al encargado y la adquisición de obras nuevas.
El Centro Coordinador se comprometía a poner el mobiliario, un primer lote de -al menos- mil doscientos libros valorados en 60.000 pts.
El primer bibliotecario en Arriondas fue Maximino González Rodríguez, nombrado a petición propia.
Aunque se hacía notar que el encargado lo nombraría el Centro Coordinador a propuesta del Ayuntamiento, el cual debería estar en posesión de título profesional.
Exactamente fue el 14 de junio de 1956 cuando la Biblioteca Municipal pasó a denominarse oficialmente “Cipriano Rodríguez La Villa”, una especie de deuda que el Consistorio tenía desde el fallecimiento de Cipriano, para el que los maestros del concejo y de otros limítrofes habían solicitado una calle con su nombre.
Ocupó después el cargo de bibliotecario Bernardo Ferrero Tomás y -en el año 1961- fue Dulce María Junco Pando la propuesta como nueva bibliotecaria, tras haber renunciado el anterior que desempeñaba dicho cargo Ferrero Tomás.
Pocos días después solicitaron la misma plaza Gloria Barbazán Fernández y María Jesús Cuesta del Canto, pero ya se había cursado la primera propuesta.
En abril de 1963 se propuso como encargada de la Biblioteca Municipal a la vecina Asbel Velilla Somoano.
Era Gloria Álvarez la encargada de la Biblioteca Municipal (biblioteca que ya había perdido el nombre propio de Cipriano Rodríguez Lavilla que en su momento se le había dado) cuando se le abonaban solamente 3.500 pts., por lo que se decidió que -a partir de octubre de 1983- percibiría en calidad de subvención 10.000 pts. mensuales, estableciendo un nuevo horario reservado para menores de 15 años, de 17,30 a 19 horas.
La biblioteca fue actualizándose con los años gracias a la labor de las diferentes corporaciones municipales, llegando hasta donde hoy nos encontramos y -tras otras personas encargadas de la misma- está al frente de este espacio del saber Elena López Cofiño, tras la correspondiente oposición que ha culminado con gran éxito hace exactamente un año.
La Biblioteca Municipal tiene cerca de 2.000 socios y en ella se organizan todo tipo de actos, como conferencias, cuentacuentos, presentaciones de libros, recitales y muchos otros.
Son las bibliotecas lugares a los que gratuitamente pueden acudir personas de toda condición, favoreciendo la diversidad, la equidad, rompiendo fronteras económicas y sociales; son puertas abiertas a lugares donde se acoge el aprendizaje con todo tipo de información, el entretenimiento cultural y son espacios donde el pensamiento, la imaginación y la creatividad se recrean como en ningún otro lugar.
Las bibliotecas no sólo son necesarias en nuestras vidas, sino imprescindibles, porque las más poderosas de las armas son las ideas y las bibliotecas están repletas de ellas.
FUENTE: https://www.facebook.com/franciscojose.rozadamartinez