POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS)
En la zona oriental de nuestra comunidad asturiana compartimos la Sierra del Sueve los municipios de Caravia, Colunga, Piloña, Parres y Ribadesella. Con una cota media de 1.000 metros de altura y unos 80 kilómetros cuadrados y siguiendo una orientación este-sudoeste a lo largo de 12 kilómetros de extensión lineal, la Sierra del Sueve nos une y singulariza.
Por otra parte, la Sierra del Sueve está incluida en la Red Natura 2000 y es un Paisaje Protegido desde El Fitu hasta el Picu Pienzu.
De todos los cordales calcáreos prelitorales de nuestra región, la Sierra del Sueve es la que conserva una mayor superficie forestal, salpicada de matas de tejos, acebos, fresnos y espineras, además de espacios arbustivos como los brezos.
Centenares de citas alusivas a estos dos lugares aparecen en las actas que nuestro Ayuntamiento de Parres conserva desde 1835 hasta nuestros días.
Los vecinos de Cofiño y otros pueblos limítrofes cuidaron por medio de la Junta Administrativa del Puerto del Sueve de todo lo relacionado con el mismo, tanto en sus explotaciones ganaderas como en las forestales, incluso en algunas mineras que fueron muy controvertidas.
Esta Junta Administrativa se renovaba democráticamente y así vemos, por ejemplo, que hace ya más de cien años -en marzo de 1920- cinco de sus miembros fueron reelegidos en Cofiño y se nombraron otros cuatro suplentes y un secretario, bajo la presidencia de Pascual Fernández, mientras el Ayuntamiento de Parres nombraba a dos concejales para que inspeccionasen la administración de dicha Junta.
El 29 de marzo de 1940 -por ejemplo- se ingresaron en las arcas municipales de Parres 3.771 pts. de los productos maderables del Monte Puerto del Sueve, además de solicitar los aprovechamientos de 150 metros cúbicos de madera de haya y 60 de roble en este mismo monte, así como 200 de haya del Monte Cea y Cetín,
A lo largo muchas décadas nos encontramos con múltiples y sonoros desacuerdos entre la Junta del Sueve y el Ayuntamiento de Parres. Disputas con interminables pleitos que -más de una vez- llegaron hasta el Tribunal Supremo, en Madrid, con fuertes sumas de dinero público municipal invertido en consultores, abogados y procuradores, casi siempre por pretender el Ayuntamiento ser el usufructuario casi único de la explotación maderera de la Sierra del Sueve. En la gran mayoría de los casos la Justicia dio la razón a la Junta Administrativa de dicho puerto en los pleitos que el Ayuntamiento emprendió contra ella hasta los años 80 del siglo pasado.
Con su notable grado de deforestación todavía conserva pequeños oasis de arbolado de especial mención y significado. Sus conjuntos de tejedas conforman unos de los más notables de Europa, pues se citan hasta más de 8.000 tejos, un espacio protegido cuya misión es la preservación de la envejecida masa forestal, al mismo tiempo que se van plantado nuevos árboles jóvenes para que vayan relevando a los centenarios -en algunos casos milenarios- ya existentes. Monumento Natural dentro del Paisaje Protegido es la categoría o figura administrativa de la que lleva tantos años hablándose para estas tejedas que conforman un bosque único de enorme valor desde el punto de vista de la biodiversidad.
En una Asturias donde los eucaliptales se han adueñado del paisaje, este tipo de santuarios naturales y de paisajes cuyo valor estético ha pasado a formar parte de las excepciones, deben ser objeto de prioridad absoluta en su conservación y cuidados. Siempre habrá quien apoye otras ideas, quien crea que deben abrirse pistas forestales para poder acercarse más cómodamente a su contemplación, como si fuese un parque temático para uso y disfrute de mentes sin conciencia ecológica. En 1920 se llevaron a cabo batidas de lobos por el Puerto del Sueve (y por los montes de Cea y Cetín). El alcalde de Colunga propuso a los de Parres y Piloña que se pidiese autorización al Gobernador Civil para hacer batidas en el Sueve y así lo acordaron los tres. Pocos días después el Gobernador aceptó dichas batidas, siempre y cuando se ajustasen a la ley de caza vigente y con la condición de que los tres concejos se pusiesen de acuerdo para organizarlas.
Conservar y no explotar sería un lema apropiado para casos como éste. Los ganaderos deben tener las justas compensaciones a las restricciones que puedan derivarse de la normativa protectora de estos lugares. Delimitar zonas, proteger espacios y adoptar medidas consensuadas entre todos lo que intervienen y tienen intereses en estos santuarios naturales concretos de nuestra comarca será la única forma de mantenerlos y legarlos a las generaciones que nos sucedan, como hicieron -desde muchos siglos atrás- las que nos precedieron en el uso y disfrute de las mismas. La desidia, la indolencia, el abandono, la falta de interés, la apatía y la insensibilidad -tan propias de este país, pero en franca retirada- van poco a poco siendo sustituidas por la protección, el cuidado, la prevención y el respeto por el medio que nos rodea y nos ha sido regalado.
FUENTE: https://www.facebook.com/franciscojose.rozadamartinez