POR PILAR MARTÍNEZ TABOADA, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE SIGÜENZA (GUADALAJARA)
Con motivo del IV Centenario del fallecimiento de El Greco en Toledo, en muchos lugares de España se han celebrado exposiciones y actos culturales centrados en el análisis de su trayectoria artística. Sobre todo en aquellos que conservan una obra de genial pintor y que configuran el llamado «Universo Greco». Sigüenza forma parte de este universo, pues en su catedral podemos admirar una de las últimas Anunciaciones del artista cretense propiedad del Cabildo seguntino.
Esta obra y ochos de los dieciséis tapices flamencos propiedad igualmente del Cabildo, se podrán admirar en una exposición que se inaugurará el próximo 28 de julio en el claustro de la catedral. Exposición organizada por «Sigüenza Universo Greco», entidad de la que forman parte el Cabildo y el Ayuntamiento seguntino, la Diputación Provincial, la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, la Fundación Ciudad de Sigüenza y la Fundación Martínez Gómez-Gordo, de la que es presidenta la cronista oficial de Sigüenza.
En el nuevo claustro catedralicio, construido a principios del siglo XVI, D. Diego Serrano, abad de Santa Coloma, mandó edificar una capilla funeraria para su enterramiento y el de sus familiares. En ella se aunaron las formas góticas de la bóveda estrellada con las renacentistas de la portada, retablo, tribunas y pinturas murales, obra de Francisco de Pelegrina, en las que se ha querido ver la representación, entre otros temas simbólicos, de la Jesusalén celestial.
Esta capilla de la Concepción, restaurada hace muy pocos años por el Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE), es el marco de la exposición de «La Anunciación» de El Greco. Este lienzo, datado entre 1603 y 1607 por su estilo e iconografía, es considerado obra del taller del pintor, que participa activamente en su diseño y ejecución, como corrobora su firma, hallada en la base del reclinatorio de María mientras era restaurado en el 2008 en el citado Instituto.
El Greco pintó en varias ocasiones el tema de la Anunciación del arcángel Gabriel a la Virgen. Sin embargo, en este lienzo representa propiamente el momento de la Encarnación: la brillante luz del Espíritu Santo, blanca paloma rodeada de querubines, protagoniza la escena y concentra nuestra mirada en las expresivas cabezas de la Virgen, que acaba de concebir, y del arcángel, que cruza sus manos sobre el pecho y adora al Dios encarnado.
La estilización de las figuras, el tornasolado de los colores, transformados por la luz espiritual del rompimiento de gloria, y la supresión de las referencias espaciales, reducidas a la presencia del reclinatorio, el cesto de costura y el jarrón de azucenas del primer término, son recursos del manierismo pictórico característico de la época, interpretado de forma personalísima por El Greco.
En la sala contigua de la panda norte del claustro, convertida en Museo de Tapices, y como colofón extraordinario de esta exposición singular de «La Anunciación» del genial pintor cretense, podemos admirar ocho magníficos tapices flamencos propiedad, como antes dijimos, del Cabildo seguntino.
Señalemos que fue el 30 de noviembre de 1664 cuando se colgaron por primera vez en la capilla mayor de la catedral de Sigüenza 16 tapices, regalo de su obispo Andrés Bravo de Salamanca. Diseñados por un pintor flamenco al estilo del francés Charles Poerson, fueron tejidos a partes iguales en los talleres de Bruselas de Jean le Clerc y Daniel II Eggermans. Ocho están dedicados a la «Historia de Rómulo y Remo» y los otros ocho a «Las Alegorías de Palas Atenea».
Esta última serie es la que se muestra en la exposición, tras su reciente restauración en Real Fábrica de Tapices de Madrid, bajo la supervisión del Instituto del Patrimonio Cultural de España, quien también restauró hace años la gran sala del antiguo claustro catedralicio en la que se exhiben.
Cuatro de los tapices fueron firmados por Jean le Clerc: «La recompensa de las Armas», «La Gloria de las Musas estimuladas por la Paz», «Los sacrificios divinos son restaurados por Palas y Paz» y «Palas, triunfante por la gloria de las armas, acompañada de las Musas»; y los otros cuatro por Daniel II Eggermans: «Marte huye, Júpiter se alegra por el final de las armas obtenido por Palas y Paz», «Palas y la Paz conducen a los trabajadores al templo del honor», «Los vagos y pusilánimes son puestos en fuga por Palas» y «El triunfo y la gloria de Palas y Paz».
Como evidencian los títulos, que aparecen en latín en cartelas insertas en la cenefa superior de cada tapiz, las protagonistas principales de los mismos son Palas Atenea y Paz, dos hijas de Júpiter. La primera, como diosa de la guerra, se nos muestra completamente armada, con casco, coraza, lanza y escudo; en época de paz, era la diosa que impulsaba todas las artes, que aparecen representadas por las diversas Musas. La segunda, la diosa Paz, se representa como una bella joven, ricamente ataviada, que lleva en su mano una rama de olivo o un cuerno de la abundancia.
Estos ocho tapices nos hablan alegóricamente de las virtudes cívicas de Palas Atenea, modelo del buen gobernante que, manteniendo la paz, impulsa el desarrollo de todas las artes, premia a los esforzados, destierra a los perezosos y conserva los ritos religiosos, alcanzando así la máxima prosperidad en su reino.
En esa época, dado su elevado coste de fabricación, el regalo de tapices era la máxima expresión del mecenazgo artístico y la mas clara manifestación del afecto de los prelados por sus catedrales. Así es como debemos considerar la donación del obispo Bravo de Salamanca a la iglesia seguntina.
Con esta singular exposición, que merece la pena visitar con tranquilidad estos días o a lo largo de todo el año, la ciudad de Sigüenza contribuye de una manera muy significativa a la celebración de un acontecimiento artístico de relevancia internacional, el IV Centenario del fallecimiento de El Greco.
Y, en definitiva, gracias a ella, todos podemos valorar en su justa medida dos joyas magníficas del rico patrimonio catedralicio no siempre tan conocidas como la estatua funerario de El Doncel, los tapices flamencos y el cuadro de «La Anunciación» de El Greco. ¡Estamos de enhorabuena!