APULEYO SOTO PAJARES, CRONISTA OFICIAL DE BRAOJOS DE LA SIERRA Y LA ACEBEDA (MADRID)
¡Salve!, despertó Monsalve. Ha escuchado la voz del pueblo torero de Cuéllar y va a “estudiar” -¿qué significa aquí estudiar?- la propuesta de la Concejalía de Turismo de la Villa para crear una Ruta Mudéjar Provincial. Pero ¿cómo es que no estaba ya diseñada? Y que llegue hasta Ávila. O por lo menos hasta Arévalo. ¿Y por qué no una Ruta de los Pinares y una Ruta del Cordero? Seguro que Ignacio Sanz facilitaría información sobre el terreno. ¿Y por qué no una Ruta del Arcipreste, desde el Malagosto hasta la Catedral, pasando por Torrecaballeros, La Granja, Riofrío y Sotosalbos? ¡Qué hermoso recorrido sería, sembrando de versos del Buen Amor los linderos del camino!
El empecinado ANTONIO HORCAJO, CRONISTA OFICIAL DE RIAZA y presidente del Centro Segoviano de Madrid, ha designado como Segovianos del año 2008 a Carlos Herranz Cano, José María Antona (lamentablemente fallecido) y Octavio Palomo.
¡Qué menos, si tuvieron la vista azor del AVE! Me sumo al homenaje del 28 de febrero en la Cámara de Comercio.
Caja Segovia subvenciona cada año más proyectos sociales y culturales. Ya sé que esa es su función fundacional, pero no está de más que se reconozca públicamente la actitud receptiva de Atilano Soto y su galardonado lugarteniente Malaquías del Pozo. Quizá otras instituciones debieran seguir su ejemplo.
Dos maestras segovianas impartieron clase hace unos años en el IES Melchor de Jovellanos, en el Norte marroquí, y el recuerdo de su bondad y profesionalidad perdura, no solo entre los compañeros profesores, sino en toda la población rifeña/ bereber de Alhucemas, ciudad fundada por los españoles en los años veinte. Lo he constatado en mi reciente viaje por esas tierras, que tanto se parecen al desierto almeriense y que tanto nos necesitan para salir de la incultura y la pobreza. Adiós a las armas y bienvenida a los libros. En la muy pequeña isla de Necor, que queda enfrente de la que también se llamó Villa Sanjurjo, todavía se alza nuestra bandera custodiada por un puñado de soldados. Junto a los maestros, los empresarios turísticos tienen el campo abierto. A ver si se animan y saltan el charco del Estrecho.
Fuente: http://www.eladelantado.com/