En realidad, la historia gira en torno a la vida y andanzas de una ‘cigarrera’ que presta sus servicios en la Fábrica de Tabacos de Sevilla… Parece que su extraordinaria belleza y ‘embrujo’ lograr atraer la atención de incontables hombres. Pero, fundamentalmente de Don José (humilde cabo de uniforme, de implacable voluntad), y del ídolo de las masas pro taurinas, el torero Escamillo. Junto a ellos, la gentil Micaela, enamorada de Don José, y la peligrosa Carmen, que bascula del oficial al torero, provocando su propia ruina.
Sobre ‘Carmen’ diremos que nada menos que 348.757 mujeres reciben en España este nombre, según el Instituto Nacional de Estadística. Una cifra que aumenta considerablemente, si contamos los nombres compuestos como María del Carmen (630.253), y otros menos frecuentes como Carmen María. Y que en ciertas zonas de España también están registradas como ‘Carme’ (fundamentalmente Cataluña) o Carmela (Andalucía y Extremadura). Carmen es, según el INE, el nombre más popular de España, junto con el de Antonio para los varones. Pues bien, de esta ‘Carmen’ de Andalucía va la historia de la que nos ocupamos hoy.
Antes de adentrarnos en la magnífica función que pudimos aplaudir vivamente en el Quijano, conozcamos algo más del contexto y la circunstancias, en que se mueve la atractiva y finalmente malograda Carmen. Comenzaremos diciendo que el primer contacto de los europeos con el tabaco se produjo cuando fue presentado por lo indígenas locales en el segundo viaje de Colón al Nuevo Mundo (septiembre de 1493 a junio de 1496). Ya por orden de Felipe II, el médico y botánico Francisco Hernández de Boncalo, fue quien trajo las primeras semillas de tabaco a España en 1577. Semillas que fueron plantadas en los alrededores de Toledo, en una zona llamada ‘Los Cigarrales’ porque solían ser invadidas por plagas de cigarra. (Nótese que entre ‘cigarral’ y ‘cigarro’ sólo hay un paso…).
Tabaco y Sevilla
Ya desde el siglo XVI se establecieron varias manufacturas de tabaco en la capital hispalense, si bien estaban dispersas por la ciudad. Pero es en 1728 cuando se construye en Sevilla, un gran edificio para albergar la primera gran fábrica de tabaco europea. No en vano la ciudad ostentaba el monopolio del comercio con América… La fábrica se construyó extramuros, sobre unos terrenos conocidos como “Las Calaveras”, que albergaban un enterramiento romano. Pues bien, algo más tarde (1825) comienzan a aparecer los primeros cigarrillos de papel manufacturados y empaquetados, extendiéndose su consumo a partir de 1830. Y aquí llegamos a las ‘cigarreras’. Unas mujeres que, cuando tenían hijos aún lactantes los llevaban al mismo centro de trabajo. Como vemos en un óleo costumbrista de Gonzalo Bilbao Martínez, fechado en 1915 (Museo de Bellas Artes de Sevilla).
Pero ‘La cigarrera’ tiene incluso un hermoso monumento en bronce, en el sevillano Paseo de Colón.La Real Fábrica de Tabacos albergaba tal cantidad de trabajadores, que llegó a tener su propia guardia encargada de vigilar los delitos cometidos dentro del recinto. La construcción demostró ser tan sólida desde sus cimientos, que no resultó dañada por el terremoto de Lisboa de (1/11/1775, ahora hace 249 años). En sus patios y naves se han forjado grandes historias y leyendas, la más conocida, la de ‘Carmen la cigarrera’, la gran criatura literaria de Prosper Mérimée que atraería más tarde a pintores, músicos, dramaturgos y cineastas de todas las épocas. En 1959, el edificio fue declarado Bien de Interés Cultural con categoría de Monumento, y hoy es sede de la Universidad de Sevilla.
Carmen de Merimée
Carmen es una novela corta de Prosper Mérimée, escrita en 1845 y publicada en 1847 en la Revue des deux mondes, que sirvió de inspiración para el libreto de la ópera homónima de Georges Bizet. Según una carta de Mérimée a María Manuela Kirkpatrick, condesa de Montijo, se inspiró en una historia que le relató la propia condesa durante una visita del escritor a España en 1830. En esta carta, escribe Mérimée: “Trata sobre aquel valentón de Málaga que había matado a su querida, que se debía exclusivamente a su ‘público’. Como yo había estudiado a los gitanos durante un tiempo, he convertido a mi heroína en gitana”. Una de las fuentes más importantes que Mérimée manejó sobre el pueblo gitano, fue el libro de George Borrow The Zincali (El Gitano, de 1841).
Durante un viaje por el sur de España, el narrador (un arqueólogo francés) conoce a Don José Lizarrabengoa, un exmilitar de origen navarro (de Elizondo, en Baztán). Don José le cuenta una historia terrible: sus amores con Carmen (de Echalar), una gitana sensual que se cruzó por su camino, lo apartó del Ejército y lo arrastró hacia el delito, convirtiéndolo en un bandido. Don José, ciego de amor por Carmen, toleró que estuviera casada con un bandolero llamado “El Tuerto”, a cuya banda Don José se unió, y con el que colaboró en emboscadas y crímenes… Hasta que por celos lo desafió y mató en una pelea de cuchillos.
Posteriormente Carmen se unió a un torero llamado Lucas. Don José no pudo soportar el desdén de Carmen y la acuchilló y enterró. Tiempo después, presa del remordimiento, Don José se entrega y es condenado a muerte… Hasta aquí, la novela dividida en tres partes: En la primera el arqueólogo cuenta cómo conoció a don José; en la segunda, Don José relata sus experiencias, y en la tercera el narrador hace un ensayo sobre la cultura y el lenguaje de los gitanos. A diferencia de la ópera, aquí no se menciona nada sobre Micaela o la familia de don José, ni el papel del torero Lucas es tan importante, como el de Escamillo en la ópera Carmen.
Carmen de Bizet
La ópera en cuatro actos fue escrita por Georges Bizet, con libreto de Henri Meilhac y Ludovic Halévy, basada en la novela de Prosper Mérimée. Estrenada en la Opéra-Comique de París el 3 de marzo de 1875, con Célestine Galli-Marié como protagonista. La ópera no fue un fracaso, como se ha dicho, y cuando Bizet murió de cáncer poco después, llevaba 33 representaciones. Fue compuesta con diálogos hablados, como opéra-comique, pero Ernest Guiraud musicó los diálogos, dándole aspecto de ópera “grande”, aunque a veces se da en la forma original. Pronto adquirió fama representándose en París, Viena, Londres, Nueva York, Berlín, Barcelona y Madrid. En 1883 había vuelto a París y ya en 1904 alcanzó las mil representaciones.
La figura de Carmen, la gitana de amores caprichosos y libérrimos, amiga de contrabandistas, que lleva al navarro Don José (tenor), al abandonarlo por el torero Escamillo (barítono), fue admirada por Nietzsche -decepcionado con Wagner– y ha sido ensalzada como una creación teatral única. La ópera no ha dejado de representarse desde su estreno, con múltiples versiones para mezzo-soprano (como las de C. Supervía, Teresa Berganza y, en Estados Unidos, Marilyn Horne), y también para sopranos como: Victoria de los Ángeles y María Callas (esta última en disco, aunque no en teatro).
Ciertamente, aquella ‘España tópica’, es el escenario que Georges Bizet (París 1838-1875) eligió para Carmen, su ópera póstuma, larga obra de 4 actos, basada en una breve historia de Próspero Mérimée (1845), con libreto de Henry Meilhac y Ludovic Halévy. El estreno de esta obra tuvo lugar en la Opera Cómica de París el 3 de marzo de 1875, constituyendo un éxito a pesar de que se haya difundido la falsa idea de su relativo fracaso: Nada menos que treinta y siete representaciones siguieron al estreno.
En resumen, se trata de una obra cautivadora -trágica y apasionada- que representa el amor incontrolado a través del dolor, la pérdida y la muerte, en contraposición a la concepción romántica y de pureza del amor. La representación de la vida proletaria, la inmoralidad de los personajes y el trágico final, fueron muy controvertidos para el público de la época. Y no fue hasta las primeras representaciones en el extranjero, cuando Carmen empezó a ganar la popularidad mundial con la que hoy se la conoce, y que Bizet no pudo gozar.
Algunos detalles curiosos
Estamos en una Sevilla ambientada en el año 1820, y se nos cuenta la trágica historia de una joven cigarrera gitana llamada Carmen. Las tres piezas más famosas de la ópera son: ‘La flor que me tiraste’ (Don José); ‘El amor es un pajarillo rebelde’ (Carmen, Habanera), y ‘La bofetada te la puedo devolver’ (Escamillo, Toreador). Precisamente a este respecto, queremos reseñar que la Habanera de ‘Carmen’ no es una pieza ciertamente original. Es su autor el vasco Sebastián de Iradier (Lanciego, Álava, 1809-Vitoria, 1865). Bizet afirmaría haberla utilizado creyéndola de autor anónimo, es decir, perteneciente al acervo folclórico popular. Cuando descubrió su error, Bizet añadió una nota en la partitura vocal de la ópera, reconociendo su origen.
Y ya que estamos viendo el texto y el contexto de esta Carmen de Bizet, forzoso es referirse a otra Carmen andaluza, popularizada en los años fuertes de la copla, por la cantante Carmen Sevilla. La composición es del glorioso trío que firmaba como “Quintero, León y Quiroga”, donde la letra es autoría del poeta y letrista Rafael de León. En este texto se hace mención expresa a la ‘Carmen de Merimée’ que, como hemos dicho es el antecedente en el que se basaron Bizet y sus libretistas, para concebir la ‘Carmen’ de la ópera que hoy merece nuestra atención. Igualmente se menciona a los dos rivales en el amor por Carmen: Don José, y Escamillo. He aquí algunas estrofas de esta bautizada como “Carmen de España”:
Carmen de España, manola / Carmen de España, valiente / Carmen con bata de cola / Pero cristiana y decente / No sé quién fue el Escamillo / Ni conozco a Don José / Y no manejo el cuchillo / Ni a la hora de comer / Tengo fuego en las pestañas / Cuando miro a los gachés / Yo soy la Carmen de España / Y no la de Mérimée / Y no la de Mérimée.
Ópera de Moldavia
La Compañía Teatro de la Ópera Nacional de Moldavia tiene su sede en Kishinau, la capital de la República de Moldavia, situada en el sureste de Europa. Se trata de un país interior, que limita al norte y al este con Ucrania, y al oeste con Rumanía. Son sus grupos étnicos moldavo-rumanos, ucranianos, rusos, gagauzos, búlgaros y judíos, y hablan rumano, moldavo o “lengua de Estado”, ruso y gagauzo (dialecto del turco). Sin embargo, este pequeño país de poco más de 3 millones de habitantes cuenta con un ‘Teatro de Ópera y Ballet’ estables, con 600 empleados en plantilla (músicos de orquesta, cantantes de coro, cantantes solistas, equipo de técnico, personal administrativo, directores…), y dispone de dos orquestas sinfónicas, una para acompañar óperas y ballets, y la otra sólo para conciertos sinfónicos.
La Ópera de Moldavia, una auténtica ‘empresa y producto de Estado’ cuenta con un taller de producción de decorados, y estrena como mínimo cada año dos óperas y un ballet. Está dirigida por el más grande pintor del país, Iuri Matei, aunque los regidores de la Compañía son con frecuencia italianos o españoles, que aportan una concepción escénica más moderna. Las dos orquestas cuentan conjuntamente con más de 100 músicos, otras 50 voces en el coro, y asciende a más de 30 el número de cantantes solistas. Tras el director musical Nicolae Dohotaru (que ha venido a Ciudad Real en ocasiones) y el director de escena Iuri Matei, citaremos al director del coro Oleg Constantinov, y a Iulian Dumitras como regidor.
Entre las óperas que el Teatro de la Ópera de Moldavia lleva en cartel, figuran obras de repertorio como Chavalería Rusticana (todas ellas ya programadas en Ciudad Real), Carmen, Madame Butterfly, Aída, Nabucco, La Boheme, Rigoletto, La Traviata… y otras más selectas y para un público algo más entendido y exigente, como Fausto, Turandot, Norma, Eugin Oneghin, El Matrimonio Secreto, Macbeth, La Dama de Picas… La Compañía representa cada año más de 300 óperas y ballets, combinando sus actuaciones con giras internacionales en Inglaterra, Francia, Alemania y España.
La Ópera Nacional de Moldavia es una empresa estable desde 1927, y lleva el nombre de María Biesu, en memoria de la soprano más importante de ese país. El Teatro está patrocinado por el Ministerio de Cultura, Educación e Investigación, y es su presidenta laministra de CulturaMónica Babuc. Cada año organizan dos Festivales Internacionales de Opera: en Junio “DESCOPERA” que se celebra en la ciudad Medieval de Buticeni, siendo su director el austriacoMichael Pheifer (Opera de Viena), y en Septiembre el “Festival de las Estrellas de la OPERA” dirigido por Andrey Yurkievich. Nicolae Dohotaru, es el primer Director del Teatro de La Ópera y Ballet.
Conclusión final
La representación de esta Carmen de Bizet en el Teatro Quijano fue excelente. En los decorados, en el vestuario y en la caracterización de los personajes. Todo un éxito de Producciones LGAM perfectamente sincronizado con la Ópera de Moldavia. Muy bien conseguida la ambientación, porque nos estamos moviendo en una España de moda en aquellos momentos. Una época ampliamente exaltada por viajeros decimonónicos tan notables como Richard Ford, George Borrow, David Roberts (1832-1833), Hans Christian Andersen, y toda una caterva de franceses: Prosper Merimée (1830), Théophile Gautier (1840), Gustave Doré, Jean Charles Davillier, Boulanger, Maquet, Dumas hijo, Desbarolles, Giraud… En 1785 la editorial Hachette publicaría muchas de esas crónicas en su Viaje por España.
Insistimos, el resumen y valoración final de la representación de esta ‘Carmen’ a cargo de la Opera Nacional de Moldavia, no puede ser más positiva. Un exitoso espectáculo con todos los puntos a favor: la orquesta de una veintena de músicos (en el foso y el entresuelo) magistralmente dirigidos por eso, por un maestro, el valenciano-alicantino José Escandell, ya tan conspicuo visitante de nuestra tierra, como ampliamente apreciado por estos lares. Magníficas las actuaciones de Natalia Matveeva (como Carmen), Giorgi Dinev como Don José, Pablo Rossi como Escamillo, y desde luego, la soprano parisina Olga Perrier (en el papel de Micaela).
Y un fuerte aplauso también para la Asociación Expressarte de Ciudad Real, que aportó algunos de los figurantes imprescindibles: 8 niños y 9 adultos, que se encuentran totalmente vinculados a estos espectáculos, y suelen actuar en las obras producidas por Leonor Gago Artist Management y Concerlírica. A quien nos permitimos recordarle que los sobretítulos -aunque se visualicen en mayúsculas-, no pierden por ello la obligatoriedad de usar tildes, que para eso están.
Solistas internacionales
Los Solistas de esta función del día 14 han sido: Carmen, mezzo, Natalia Matveeva (Ucrania) Don José, tenor, Georgi Dinev (Bulgaria) Escamillo, barítono, Pablo Rossi Rodino (Italia) Micaela, soprano, Olga Perrier (Francia) Mercedes, Rodica Picireanu (Moldavia) Frasquita, Tatiana Jelchu (Moldavia) Dancairo/Morales Rajiv Cerezo (España) Zúñiga, David Cervera (España) Remendado, Ángel Walter (España) Dirección musical: José Escandell Dirección escénica y producción: Leonor Gago
Chapó para lo artístico y musical del largo y complejo espectáculo (Magníficos los coros masculino y femenino). No tanto para determinadas “cuestiones técnicas”. No es lo mismo “llamo” que “llamó”, ni tampoco “por el hombre”, que “para él”… Ni tampoco equivale “si viene”, a “sí, viene”. Son errores ortográficos que pueden inducirnos a equivocación. Pues eso, tras la temida pandemia de Covid, se descuidó la grafía en sobretítulos, y desaparecieron igualmente los Programas impresos y hasta los descargables. Pues apostamos por los programas, y también por la corrección ortográfica en los sobretítulos. Productores, programadores y distribuidores debieran tenerlo en cuenta. Su público se lo agradecerá.
FUENTE: https://www.lanzadigital.com/cultura/soberbia-carmen-de-bizet-en-el-quijano/