POR MARÍA DEL CARMEN CALDERÓN BERROCAL, CRONISTA OFICIAL DE CABEZA LA VACA (BADAJOZ)
Sabemos que existe una creciente tendencia hoy día hacia las ciencias ocultas, no hacia la llamada parapsicología, sino hacia la hechicería, magia negra, la brujería y las ceremonias satánicas que suelen ser crueles sobre todo con inocentes (animales y personas). Estas prácticas, aunque se presentan en ocasiones como ancestrales, no encuentran espacio en el cristianismo porque adorar el mal es radicalmente el objetivo de los seguidores de Jesucristo.
Luchar contra el mal y contra quienes, de manera abierta o encubierta, atacan a Cristo o buscan desviar a los creyentes de su fe siempre ha sido una tarea difícil.
Una de las formas en que los cristianos han combatido las fuerzas del mal a lo largo de los siglos es mediante el uso de la medalla y la cruz de San Benito, el santo patrono de Europa, patrón de los archiveros y patrón de Cabeza la Vaca, que vivió entre los años 480 y 547.
El origen de la medalla de San Benito es incierto, hacia 1415 se habrían encontrado unos manuscritos que explicaban su simbología.
En 1880, con motivo del mil cuatrocientos aniversario del nacimiento de San Benito, el abad del monasterio de Montecassino, en Italia, se popularizó.
Esta medalla es un sacramental, un signo sagrado, su eficacia reside en que esté bendecida por un sacerdote y que la persona que la lleva tenga fe.
No es un amuleto de buena suerte, sino un recordatorio de Dios, una inspiración para servirle y ayudar al prójimo, una invitación a hacer el bien, tanto es así que la medalla de San Benito es conocida por su poder de exorcismo.
La medalla presenta varios símbolos, como una copa de la cual sale una víbora y un cuervo, elementos que hacen referencia a episodios de la vida de San Benito, quien, al hacer la señal de la cruz, obtenía una protección divina especial.
En una ocasión a San Benito intentaron envenenarlo y, cuando hizo la señal de la cruz sobre el vaso, se rompió en pedazos.
En otra ocasión, un pájaro negro comenzó a volar a su alrededor y, al hacer la señal de la cruz, San Benito pudo vencer una tentación carnal que lo atormentaba en su imaginación y nunca más volvió a sufrir una tentación similar.
La medalla muestra a San Benito sosteniendo una cruz y el libro de sus reglas, junto con varias inscripciones que dicen:
«A la hora de nuestra muerte seamos protegidos por su presencia»,
«Que la Santa Cruz sea mi luz»,
«Que el demonio no sea mi guía»,
«Vade retro Satanás [Aléjate Satanás], no me aconsejes cosas vanas».
La medalla de San Benito es utilizada por sacerdotes exorcistas y por laicos con fe en Dios. Se le atribuyen distintos poderes:
alejar al demonio y sus tentaciones;
proteger contra
maleficios,
magia negra,
brujería y
hechicerías;
prevenir
enfermedades,
accidentes inesperados y
todo tipo de peligros;
facilitar la conversión de los pecadores,
obtener paz y salud espiritual,
poner paz entre las familias y la sociedad en general.
San Benito es considerado un protector seguro de los bienes materiales y ayuda a los moribundos a liberarse de las tentaciones en la hora de la muerte para que puedan estar en paz.
La medalla de San Benito debe ser llevada viviendo una vida cristiana conforme a las enseñanzas de Jesucristo, siguiendo los mandamientos de Dios y de la Iglesia; y manteniendo devoción a la Virgen María y a San Benito.
Así vivió San Benito. VER.
FUENTE: https://cabeza-la-vaca.blogspot.com/2024/07/sobre-la-medalla-de-san-benito.html