POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
¡Ay, madre!, dirán ustedes.
¡Esti paisano, ya vieyu, chifló del tou!
¿Non va y mos diz que fai fríu cuando tamos a casi cuarenta grados?
Bueno, hombre, no se enfaden; que esto de la sensación térmica es muy subjetivo porque nuestros sentidos, al engañarnos, son muy poco fiables. Verán, si ustedes meten la mano en agua casi hirviendo (se entiende a presión normal) y luego la introducen en agua a 40º C, notarán que está fría.
Claro, pero si meten la mano en hielo y luego en agua a 40º C la notarán muy caliente… ¡Qué cosas!
Pues continuando mi andadura por la cocina extremeña, y muy especialmente por las comarcas pacenses (es decir, de Badajoz) cercanas a «la Andalucía», algunas a la sombra de Sierra Morena (Azuaga, Llerena, La Serena…), di con una sopa, un si es no es emparentada con nuestra sopa de ajo, que me hizo mucha gracia porque en su elaboración guarda reminiscencias de aquellos guisados propios de la Edad Media.
La denominan SOPA DORÁ o SOPA DORADA.
Por cierto, una de las fórmulas de esta sopa es típica del pueblo de MALCOCINADO, en la comarca de Azuaga; localidad que fue cuna del famoso militar republicano «de cuando la guerra civil» Valentín González (1909-1983) apodado «El Campesino».
¿Cómo se hace esta sopa?
Esta es la fórmula que yo tengo:
En una cazuela dispongan una capa de ajo laminado muy fino y perejil picado. Sobre ella extiendan una capa de sopas de pan asentado, muy finas.
Nuevas capas de ajo y perejil y de sopas de pan… hasta cubrir con sopas de pan. Añadan caldo de cocido coloreado con un poco de pimentón y dejen cocer a fuego medio.
Ya en su punto, llévenla al horno con calor de techo para que dore superficialmente. Si al servir, escalfan o fríen unos huevos, mejor que mejor.
¡Oiga!
¿Y algo fresquín para compensar?
Pues miren: corten unos tacos de melón, madurín y dulce, que habrá estado previamente en el frigorífico.
Envuélvanlos en unas lonchas de jamón ibérico de Monterrubio de la Serena… ¡y a comer!