POR PEPE MONTESERIN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
El domingo 10 recorrí la cueva del Soplao; no está en Oviedo, ni en Asturias, pero la traigo como metáfora, aunque tampoco me extrañaría que, dado el cavernoso y calcáreo subsuelo cántabro y astur, se comunicara el Soplao con el parking de Llamaquique. En el Soplao vi una muestra asombrosa de estalactitas caóticas; la gota de agua no siempre apunta al suelo, también emprende rumbos excéntricos e incluso sube por capilaridad, como el agua que trepa por las perneras de unos pantalones o la infusión que remonta el terrón de azúcar que arrimamos a la superficie. Decía Don Primo, mi profesor de Física, que las cosas caen por la ley de la gravedad, y mi padre añadía que aunque no existiera esa ley, caerían por su propio peso; pero en el Soplao advertí perplejo que de esa ley hacen caso omiso las estalactitas y que tampoco caen por su propio peso. Otro día compararé estos fenómenos del Soplao con la actitud del Gobierno catalán.
Fuente: http://www.lne.es/