POR ÁNGEL DEL RIO LÓPEZ, CRONISTA OFICIAL DE MADRID Y GETAFE
Isabel Díaz Ayuso y José Luis Martínez Almeida, accedieron a sus cargos de presidenta de la Comunidad y de alcalde de Madrid, respectivamente, con un perfil político bajo, pero no tardaron ambos en darle la vuelta a la tortilla de la opinión pública y empezar a granjearse otra imagen bien distinta. No ha sido un camino de rosas.
Primero, tuvieron que salir airosos de unos difíciles pactos de gobierno con Ciudadanos y Vox; después, hacer posible la cohabitación en sus respectivos gobiernos con los de Arrimadas y no perder los apoyos de los de Abascal, aún manteniendo la ostensible distancia ideológica, para más tarde pasar la mayor prueba de fuego a la que podían enfrentarse: la pandemia del coronavirus y todo lo que conlleva en el ámbito humano, sanitario, político, económico y de gestión. Y es en este punto donde Ayuso y Almeida rompieron su bajo perfil político para adquirir una relevancia reconocida hasta por muchos sectores de la izquierda no militante.
Los elogios a la gestión del alcalde afloran con mayor frecuencia de la que correspondería a un estado de crisis general como las que estamos viviendo como consecuencia del Covid. Literariamente “el amor en los tiempos del cólera”, es difícil, y la eficacia en la gestión en los tiempos de este cólera moderno que nos acogota, complicada.
Parecido es el caso de la presidenta regional. Su protagonismo ha traspasado las fronteras de nuestra Comunidad, incluso las del país. El diario francés Le Figaro, la califica como “nueva musa de la derecha española”, y añade, que “es la mujer que ha liberado Castilla”. Este periódico pone en valor su gestión y destaca la forma en que ha enfrentado la pandemia, sobre todo por sus decisiones, “orientadas a permitir una mayor actividad económica que en el resto del país”.
Según el diario francés, Díaz Ayuso ha demostrado “que no se deja impresionar por los ayatolás de la precaución y se confirma como una revelación dentro de la política española. Ha conseguido un equilibrio entre la necesaria contención del virus y el mantenimiento de la actividad en la región”.
A veces los reconocimientos son más difíciles cuando se realizan en momentos de gravedad y sobre políticos que llegaron a la responsabilidad de gobierno desde perfiles personales bajos, nada ostentosos, casi “desconocidos”.