POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Sí, ya sabemos que Dios no juega a los dados (lo dijo Albert Einstein) y que la Naturaleza sigue unas leyes poco menos que inmutables.
Yo solía explicarlo así en mis clases, y siempre terminaba apostillando que «¡bueno; a veces toma una copa de más y salta con alguna que otra cosa inesperada! Por tanto, fiyinos, nunca os asustéis de lo que veáis aunque parezca inexplicable e inexplicado».
Yo he visto peras con forma de tafanario (culo o posaderas) perfecto; plátanos (uno de tamaño normal y otro pequeño) unidos en un solo fruto aparentando un pene sobre la bolsa testicular; espárragos de tamaño y grosor de miembro viril erecto en película porno; patatas que eran símbolo de corazón en figura cursi
de amor; ciruelas de cojón de fraile que más parecían de obispo; mejillones que, cocidos y abiertos, uno no sabía si eran marisco o… no lo digo.
Pero, la verdad sea dicha, nunca pude imaginar que la raíz de una planta umbelífera conocida como Daucus carota L., subespecie sativus , vulgo zanahoria y antiguamente cenoria y acenoria, fuese capaz de disfrazarse de Octopus vulgaris Lamk, cefalópodo más conocido por «pulpu «, en Asturias; y «o polbo » en Galicia.
Geli López, asidua frecuente de Facebook, colgó esta foto de una de las zanahorias cultivadas en su huerta.
Sorprendente, sin lugar a dudas.
Lo malo es que ahora, al transformar su imagen normal de raíz napiforme en aspecto de cuerpo de cefalópodo, uno no sabe qué hacer en la cocina con tal ejemplar de zanahoria.
¿Cocerla en agua con sal y, cortada en rodajas, aderezarla con aceite y pimentón y ofrecerla como si fuera O Polbo a Feira?
¿Cocerla en agua con sal, trocearla y complementada con cachelos y pimientos de Padrón fritos ofrecerla como aperitivo?
¿Rallarla y con ella elaborar una tarta al modo acostumbrado?
Yo no haría nada de eso.
En un plato grande, llano, colocaría en su centro la zanahoria «polbeira», cruda tal cual, como adorno central ; la rodearía de trozos de pulpo cocido dispuestos sobre cachelos aderezados con sal, aceite y pimentón agridulce; y haciendo remate de corona exterior, una doble hilera de pimientos de Padrón fritos.
El vino ideal para esta ocasión tan célebre sería un ALBARIÑO DA OCA, D.O. Rías Baixas.
¿Y la zanahoria? Reservarla para repetir la dosis al día siguiente, y al siguiente, y al siguiente ¿Les parece buena idea?