POR JOSÉ AGÚNDEZ GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE MALPARTIDA DE CÁCERES (CÁCERES).
Y suma y sigue. Aquí tenéis otro capítulo del Sucedió hace (el 366) nuevamente dedicado a escudriñar en el origen y trascendencia de los apellidos de linajes que estuvieron radicados en nuestra villa a lo largo de su historia. Toca hoy el turno hablar de los Anegas, Aparicios, Arenas, Arévalos y Arias. Espero que lo disfrutéis como hasta ahora.
ARTÍCULO:
Anegas. Trajo el apellido desde Salorino un Laureano Anegas Morales que trabajó como pastor en una de las fincas próximas a la localidad. El hijo varón que tuvo, Juan Anegas Avelino, emigró habiendo casado con una malpartideña, quedando hoy sólo radicados aquí los descendientes de su hija Catalina Anegas Avelino, desposada con un empleado de Renfe. Son estos los Muñoz Anegas, entre los cuales mencionamos a Leandro Muñoz Anegas y a su hijo Alejandro Muñoz Román -que aunque este último ya no lleva el apellido Anegas sigue portándolo en el sobrenombre con el que se le conoce-, ambos, padre e hijo, bien conocidos entre otras razones por su ligazón al juego del balón que ejercieron y aún ejercen como buenos jugadores del Club Polideportivo Malpartida.
Aparicio. Aunque no hubo tantos de los de este apellido, sí tenemos constancia a una Catalina Aparicio, viuda de Diego Fernández y vecina de la villa de Valencia de Alcántara, quien seguramente transeúnte llamóle la muerte en Malpartida, donde otorga testamento por el cual se redime y libera a Pedro, un esclavo negro que traía. Era el año 1594.Luego hubo otros Aparicio de Casar de Cáceres, de Arroyo y de Villaluenga (Toledo), familia de ferroviarios.
Arévalo. Venidos a trabajar en la Estación de Arroyo-Malpartida sonaron algunos Arévalos como Magín Arévalo Aranda, quien regentó durante muchos años junto a su esposa la fonda de la Estación donde atendían con esmero a la amplia parroquia de residentes y transeúntes. Tenía además este Arévalo buena mano de guisandero, por lo que fue encargado de condimentar las comidas de muchas bodas y banquetes celebrados en Malpartida, sobre todo los que podía pagar la sociedad pudiente. También en los años cuarenta del pasado siglo actuó como alcalde pedáneo y autoridad del núcleo ferroviario un Joaquín Arévalo Higuero. Algunos de los de este apellido tuvieron su naturaleza en la localidad cordobesa de Fernán Núñez.