POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Vi en Los Prados “Stefan Zweig: adiós a Europa”, producción triste y sutil que cuenta del exilio de Zweig su vida ordinaria; narrar los momentos estelares era su especialidad. El relato se divide en cuatro estampas elegantísimas y un epílogo magistral, que me supieron a poco. Me creí todos los personajes, desde Zweig (Josef Hader) hasta los trombones de varas. Eché de menos que la directora, Maria Schrader, hubiera abusado de mí, predispuesto para la emoción, pero se negó a zarandearme. Impresiona la primera escena, la recepción a Zweig en Brasil, y sobrecoge la última, en el dormitorio donde el escritor y su segunda esposa se suicidaron (no descubro nada, se sabe desde febrero de 1942), mostrada en el espejo del armario ropero y duplicado el luto en sus bordes biselados. Zweig había perdido patria, tiempo y pulsión para escribir a su antojo y su esperanza en regresar a casa. Recomiendo ir leído.
Fuente: http://www.lne.es/