POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Es el Restaurante-Sidrería MARBELLA un establecimiento hostelero «llástrín de toda la vida». Está ubicado a la entrada de la villa (viniendo desde Colunga) y las vistas que ofrece sobre el mar y la costa son, si el tiempo acompaña como sucedió hoy por la mañana, impresionantes. Desde su terraza se divisaba toda la costa norteña desde Colunga hasta el oriente llanisco. Y al sur, la vista del Sueve y su Pienzu era sencillamente espectacular.
Yo hacía años que «no pisaba» el Marbella. «Non me afayaba allí» (como decimos en Colunga) desde que había perdido su ambiente de marinería y de puerto.
Me gustaba charlar con las gentes oyendo historias de la mar, ver a los marineros «tomar su media de vino y después otra, si venía al caso». Y a algún que otro matrimonio, ya jubilados y «mayores», tomar su cafetín complementado con «media botellina de anís corriente».
Costumbres que han desaparecido.
Y hoy, casualidades de la vida que te generan «impulsos inexplicables», volví allí para tomar el vermutín de media mañana.
Bueno, ¿para qué les voy a mentir si soy casi abstemio?, en realidad fui a disfrutar de un botellín de «cava de manantial con gas carbónico incorporado»; expresión muy perifrástica para definir un agua con gas.
Y, ¡ay, amigos!, aquí viene lo bueno.
Son estas fechas días de concursos de pinchos y de tapas por una ciudad y otra; pinchos y tapas que son creaciones artísticas fruto de un trabajo impresionante y de una fantasía que va más allá de lo imaginable.
Pues héte aquí que en el MARBELLA llastrín, «tirando de lo sustantivo y sustancioso (como tantas veces pregonamos)», nos obsequiaron «para picar» con una bien repleta CAZUELINA DE FABADA y sus imprescindibles SACRAMENTOS.
Esto, señoras y señores, SÍ QUE FUE UNA TAPA «para matar el gusanillo» como se decía antiguamente.
¡Y, además, gratis!
Lo dije ya, ¿verdad?
Hacía años que no «paraba» en el Marbella.
Hoy han ganado tres clientes con su generosidad y su simpática atención al visitante.
Recordando ahora a mi amigo el poeta gijonés KIKE AMADO (COSES MÏES, Gijón 1979) diremos con él:
«Hablando d´esta región
sería pecau olvidar
la suculenta fabada,
su platu tradicional.
Con su tocín y morciella,
chorizu, tucu y jamón,
alcuéntrase entre los platos
más nobles de la nación…»
¡Ganó e Oviedo!
¿Qué logrará el Sporting?