POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)

El día del Padre y de San José, y dado que esta temporada me eché al monte, mi mujer, lejos de poner el grito en el cielo, me regaló un libro que da cuenta de las montañas más altas de cada provincia española y explica cómo subir. Y yo subo; me enganché al índice y trato de ir poniendo palomitas a cada ítem. Este lunes salí de Valdelinares, de la capilla de Loreto, por la sierra de Gúdar, que linda con el Maestrazgo y por el collado de la Imagen, entre pinos, alcancé el techo de Teruel, Peñarroya (2.028 metros), de cuya cumbre nunca había oído hablar, pero existe, como existe Teruel, según pregonan; arriba, en un monolito con estribos para trepar, me aupé diez metros más. Dormí en La Casa Grande, en Nogueruelas, cuyas habitaciones lucen nombres de estrellas; a mí me asignaron Tarazed, con una luminosidad (la de la estrella no tanto la habitación) de 3.000 soles. Si este artículo no aclara por dónde ando… apaga y vámonos.

Fuente: https://www.lne.es/