POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Bien suena el nuevo pegeú de Oviedo al plantear un crecimiento hacia dentro, de consolidación, no expansivo; enhorabuena a los arquitectos, al concejal de Urbanismo y al alcalde, por la iniciativa. Desde hace lustros vengo denunciando la desastrosa organización territorial astur, entre otros descontroles, la metástasis metropolitana, la innecesaria y perjudicial reconversión de las huertas y el caos perverso de las rentas de situación sobrevenidas, erías recalificadas y revalorizadas al tiempo que agonizan los solares e inmuebles arraigados, corazón de la ciudad. Este plan en ciernes para un Oviedo desdibujado trae acá el famoso caso de un soldado del occidente astur en la guerra contra Napoleón; mientras su escuadrón se apoderaba de las armas de la Fábrica de Trubia, entró en un gallinero de La Parruela, se tragó un huevo empollado y cuando leves piopíos le salían del esófago exclamó: “¡Tarde piache!”.
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