POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
A diario paseo por Valdeflora, es mi píldora para una tensión equilibrada, y, mientras esquivo a ciclistas que luchan contra el crono, tomo nota de conversaciones en voz altísima de los viandantes: “Comí cordero la semana pasada y no quise saber de él en varios días, en cambio fui a Galicia y nos prepararon un cabrito pequeño…”. Otro presume de su perro: “¡No lo acaricies! Ni mi hermano se atreve a acercarse”. Otro recita a sus compañeros un poema rijoso, en asturiano, aquél de “per baxu la falda”… Una mujer le comenta a otra problemas de herencia con sus hermanos, y que buena sí, tonta no. Otra, que Florento, cumplidos los 90 años, espera a que toquen a muerto para ir a los entierros y así salir de casa, porque su mujer es muy celosa y no lo deja pisar la calle. Otro dice que lo del integrismo islámico es un nudo gordiano que sólo puede cortar la espada de Demóstenes… Total, que llego a casa con la tensión cojonuda.
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