POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Estos días de pasión atravesé Badajoz y peregriné desde Calera de León, con un garbanzo en el zapato (cocido) hasta el Cerro de Tentudía, el punto más alto de esta provincia, al monasterio mudéjar de Tentudía, del siglo XIII, fundado por Pelayo Pérez Correa, donde se venera la Virgen de Tentudía. En la Reconquista, en 1247, se enfrentaron aquí moros y cristianos y como se cernía la noche y las huestes agarenas se confundían con las sombras, Pelayo evocó a la Santina de allí y gritó: “¡Ten tu día!”, es decir, ten por la luz, detén el sol; ella, con predilección por los Pelayo, demoró la puesta el tiempo suficiente para que los cristianos ganaran la batalla. Al atardecer, mirando al sur desde las almenas del monasterio vi en el horizonte de las dehesas los destellos del pilar inclinado del puente del Alamillo, de Sevilla, pero no brillaba al norte el Palacio de Congresos de Oviedo, del mismo arquitecto, Santiago Tentunoche.
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