Alcalde, autoridades, amigos todos:
Quiero expresar mi gratitud al Ayuntamiento de Vigo, que representa este gobierno municipal, el honor que me otorga. Gracias.
Son las colectividades las que construyen la historia de los pueblos, pero sin las personas que los lideran en cada época no adquirirían la impronta que los define. Los que son receptivos e integran se lucran con lo que viene, los excluyentes, lo pierden.
Vigo, por fortuna, se ha conformado como una cosmópolis que demuestra tal capacidad de acogida que transforma a los que llegan en ciudadanos orgullosos.
¡Sin duda todos conocen ejemplos!
Ha ocurrido con los cronistas oficiales de los que sólo uno es nativo. Los demás adoptaron el viguismo con tal pasión que volcaron su saber en la ciudad. Son sus historiadores.
La excepción local es Nicolás Taboada Fernández, historiador y poeta, pero cuyo relato de Vigo no se publicó y se le perdió el rastro.
Los demás cronistas llegaron de fuera.
Avelino Rodríguez Elías, quien más libros y artículos escribió sobre Vigo, aunque su historia siga inédita, era de Afife (Portugal).
José Espinosa Rodríguez, autor de «Tierra del Fragoso», de Porriño. José María Alvarez Blázquez, que enalteció a la ciudad con «El calendario histórico de Vigo», nació en Tui. El quinto vino de Cotobade. Es Lalo Vázquez Gil que no redactó una historia sistemática, pero dejó obras valiosas para entender el pasado local.
Mis predecesores fueron historiadores. Yo, sin abandonar la investigación, aspiro a ser cronista en el sentido estricto, es decir, a relatar los acontecimientos con pulcritud estilística, independencia y objetividad.
El oficio que asumo es continuación del que ejerzo, sin interrupción, desde que en 1969 comencé a trabajar en prácticas en un pequeño y centenario periódico de mi tierra asturiana, «La Voz de Avilés».
Cuando el presidente de Editorial Prensa Ibérica (EPI), Javier Moll, me propuso venir a Vigo, un significado personaje de la vida española de la época se sorprendió de que aceptara abandonar el diario líder de Asturias, «La Nueva España», y cambiar Oviedo por una ciudad que no era ni capital de provincia. ¡No conocía Vigo!
Desde que el 1 de octubre de 1986 entré en «Faro de Vigo», miré la ría y abrí uno de los tomos centenarios de su colección sentí que estaba en un lugar privilegiado.
Nunca dejé de experimentar esa sensación cuantas veces me asomé a aquellas páginas, llenas de sorpresas, cuajadas de sabiduría sobre Vigo y Galicia.
Es el «libro de los libros» de esta tierra, del que se nutren incontables estudios y tesis académicas. Y cuya historia confío publicar algún día no lejano.
Al correr del tiempo me percaté de la capacidad de adopción de esta ciudad que lograba que los forasteros la describieran tan bellamente como hicieron Cunqueiro o Lustres Rivas.
No resistí a la atracción -era como la ley de la gravedad-, y la ciudad me prendó.
Fui vigués definitivamente cuando me casé con la periodista Marisa Real, viguesa de varias generaciones. Juntos visitamos muchos países, islas y ciudades. Hace un año dimos la vuelta al mundo. Al regreso, siempre comentamos que no existe ciudad como Vigo para vivir.
Llego al oficio de Cronista Oficial con un profundo amor a esta ciudad, con respeto a mis predecesores y la humildad del que es consciente de sus limitaciones. Pero con la seguridad que da la experiencia de haber sido periodista durante 47 años y la fortaleza de que los mejores historiadores de Vigo, mis compañeros del Instituto de Estudios Vigueses, me ayudarán.
Antes de terminar permítanme una precisión para los que hayan advertido que no cité a Taboada Leal como Cronista Oficial. No es una omisión. Fue el primer historiador de Vigo, y la ciudad lo recompensó con una calle, pero nunca lo nombró cronista. El título se creó siete años después de su muerte, y lo ostentó su hijo Nicolás Taboada Fernández.
Lo de su padre es una invención Alvarez Blázquez, en el «Calendario de Vigo», que dada su autoridad intelectual todos repitieron y nadie hasta ahora cuestionó.
Esta aclaración a la historia de los cronistas vigueses, que documento en un breve trabajo, es mi inicial aportación al oficio que acabo de asumir.
Muchas gracias a todos por su paciencia, y por asistir a este acto tan especial para mi. Y reitero: agradecido.
Vigo, 10 de marzo de 2017
Fuente: http://www.farodevigo.es/