POR ÁNGEL RÍOS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE BLANCA (MURCIA)
17 años más tarde, Carlos IV, el 26 de abril de 1804, señala en una circular que su contenido es “una providencia dirigida a los dos objetos que llaman más principalmente la atención del Rey y que interesan más al público, el respeto a la religión, y la conservación de la salud de sus vasallos” debido al aumento de las enfermedades malignas en las diversas provincias del reino. Carlos IV explica su motivo: “la consideración del respeto y veneración debidos a la casa de Dios”, convertidos los templos en “unos depósitos de podredumbre y corrupción”.
La circular de 28 de junio es quizá la más relevante por su conntenido ya que indicaban alguno de los elementos que constituirán rasgos distintivos de los cementerios españoles en lo referente a su morfología. Se señala la diferenciación de sub-áreas en su interior y la obligatoriedad de circunvalar el recinto con un muro lo suficientemente alto como para impedir la entrada de animales o personas que pudieran causar actos profanatorios. Más tarde, se recomendó plantar árboles para que sirvan de adorno.
Retrato de Carlos IV por Goya (1798).
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