POR ÁNGEL RÍOS MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE BLANCA (MURCIA)
El nuevo cementerio.
A primeros de 1896, las obras principales estaban terminadas, quedaba retirar las tierras sobrantes y habilitar el pabellón, entrando a la izquierda, para capilla, necesario para, en el plazo más breve posible, proceder a su apertura, para ello, en sesión de 13 de enero, se acordó se proceda a solicitar al Sr. Gobernador civil de la provincia la competente autorización y realizar los trámites para efectuar la citada obra. Autorización que se recibió unos días más tarde. Antes de su apertura oficial, en 3 de febrero se da cuenta de que habiendo fallecido el pobre de solemnidad Pedro Sánchez Martínez, que no ha dejado recurso alguno por estar absolutamente en la indigencia, había sido necesario buscar personas para su conducción al cementerio, cuyo gasto fue de tres pesetas.
Otro luctuoso acontecimiento antes de su apertura oficial: el fallecimiento del joven alumno de sexto de Medicina, D. Cesáreo Molina Cánovas, hijo de D. Antonio Molina González, el 11 de febrero, a la una de la madrugada. La asistencia al entierro fue multitudinaria, incluso la Banda de Música con su director D. José Yuste a la cabeza.
Todo concluido y listo para su inauguración oficial y así, en la sesión de 24 de febrero de 1896, debiendo tener lugar en la semana próxima la apertura del nuevo cementerio, se nombra una comisión para asistencia al acto de su bendición y apertura, formada por D. Jesús Molina Fernández, D. Francisco Núñez Fuentes y D. Bonifacio Costa Almansa, bajo la presidencia del Sr. alcalde D. Rafael Fernández Candel; se nombra concejal del nuevo cementerio a D. José Alarcón Molina.
Foto: Cuadro de la Dolorosa, en capilla del cementerio; autor desconocido.
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